Perú, con el apoyo del programa UK PACT y colegas del Instituto del Crecimiento Verde Mundial (GGGI, por sus siglas en inglés), aprobó el Marco de Bonos Sostenibles del país siguiendo los rigurosos estándares de la Asociación Internacional del Mercado de Capitales y alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC). En 2021, Perú emitió el primer bono social y dos bonos sostenibles por USD 4.5 mil millones. Según el Informe de Asignación e Impacto, los resultados de esta emisión incluyen más de medio millón de personas con acceso a agua limpia, más de 300 000 hectáreas de bosques recuperadas y más de 20 000 hectáreas de tierra bajo riego.
Ejemplos como este demuestran el poder de finanzas verdes en la economía global, destacándose por su capacidad para canalizar recursos hacia proyectos y empresas que fomentan la sostenibilidad ambiental y social. En un mundo cada vez más consciente de los desafíos climáticos y ambientales, las prácticas financieras sostenibles se han vuelto una prioridad para garantizar la competitividad, rentabilidad y protección del valor empresarial, así como para promover el crecimiento económico y el desarrollo sostenible de los países.
En el contexto peruano, el lanzamiento de la Hoja de Ruta de Finanzas Verdes, una iniciativa pionera en la región, es un claro testimonio del compromiso del Perú para aprovechar las oportunidades que traen consigo las finanzas verdes y representa una oportunidad tangible de involucrar al sector privado en temas ambientales y de sostenibilidad. Esta hoja de ruta se alinea con las estrategias de financiamiento climático y de financiamiento para la diversidad biológica, también lideradas por el Ministerio del Ambiente —ambas en desarrollo— y busca movilizar 5.8 mil millones de dólares del sector privado al 2030. Asimismo, desde la Embajada Británica en Lima, se está contribuyendo al cumplimiento de esta Hoja de Ruta a través de la creación de un ecosistema nacional de incubación para eco y bionegocios, la adopción de un marco regulatorio que fomente la alta integridad de los mercados de carbono y la implementación de mecanismos de financiamiento para reducir el riesgo de las inversiones del sector privado en el sector forestal, y así alcanzar la meta 30×30, compromiso global de conservación de la biodiversidad al año 2030.
Para que el impacto de estas iniciativas sea mayor se requiere una participación activa y la articulación de esfuerzos entre diversos actores clave, así como de la adopción de algunos principios rectores. Primero, se debe reconocer que existe una brecha financiera en materia ambiental, la cual varía según la temática en análisis; por ejemplo, por un lado tenemos los costos y cobertura para la implementación de las NDCs en Perú, la cual presenta una brecha de financiamiento de 27 mil millones de dólares, dentro de la cual 10 mil millones está orientada a mitigación y 17 mil millones a adaptación, por otro lado, según estudios del BID, se calcula una demanda promedio de 100 millones de dólares anuales para financiar modelos de negocios amigables con la biodiversidad en la Amazonía peruana. Dicho ello, es indispensable movilizar inversiones privadas a gran escala para cumplir con los compromisos climáticos nacionales e internacionales. Segundo, es necesario fomentar un cambio de mentalidad hacia modelos de negocios rentables con enfoque ambiental, en contraposición a proyectos de desarrollo financiados exclusivamente por donantes. Tercero, se requiere priorizar la replicabilidad de modelos exitosos, promover su escalamiento e implementar instrumentos financieros innovadores con un marco legal adecuado y una gobernanza bien definida.
Asimismo, una oportunidad clave en el avance de las finanzas verdes es la reforma del sistema multilateral para alinear los objetivos estratégicos de gobiernos, donantes y actores financieros clave con iniciativas como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM). Además, la disposición de las organizaciones indígenas a participar en el diálogo ofrece una vía para integrar perspectivas diversificadas en la toma de decisiones y promover soluciones inclusivas y sostenibles.
En este contexto, el evento de Diálogo de Alto Nivel en Finanzas Verdes, organizado por la Embajada Británica en Lima y que se llevó a cabo el pasado 24 de mayo, representa una gran oportunidad para que las distintas instituciones involucradas en esta materia se sumen y colaboren entre sí, mostrando las diversas iniciativas que operan en el país y visibilicen mecanismos para incentivar el accionar del sector privado. A su vez, esto permitirá articular intervenciones del Reino Unido que están actualmente en marcha, como el desarrollo del espacio de coordinación sobre bionegocios (legado del Taskforce de Bioeconomía), el proceso de consolidación del ecosistema incubador y acelerador (con apoyo del Programa “Aceleradora de Financiamiento Climático”) y la implementación de la estrategia de finanzas verdes de la Embajada británica.
El Reino Unido reitera su compromiso para apoyar al Perú en su transición hacia una economía sostenible. Las finanzas verdes representan una oportunidad única para promover la sostenibilidad ambiental y social, mientras se generan beneficios económicos. La Hoja de Ruta de Finanzas Verdes y el evento organizado por la Embajada Británica en Lima son pasos importantes hacia un futuro más verde y próspero para el país. La colaboración entre el sector público y privado, así como el apoyo internacional, son fundamentales para aprovechar al máximo esta oportunidad y construir un futuro sostenible para las futuras generaciones.
* Respectivamente: Director General de Economía y Financiamiento Ambiental del Ministerio del Ambiente y Responsable de Finanzas Verdes, Embajada Británica en Lima.