En el Día Mundial del Cacao y Chocolate, nuevos hallazgos en la Huaca Montegrande reavivan el posible origen de este fruto ancestral en nuestro país. En este sitio arqueológico, ubicado en Jaén (Cajamarca), las excavaciones dirigidas por el arqueólogo Quirino Olivera siguen revelando piezas clave de una historia mucho más antigua y compleja de lo que se creía.
En el úlltimo año, el equipo descubrió una tumba ceremonial en el sector norte del templo en espiral. El personaje fue enterrado en posición extendida, con el cuerpo orientado hacia la salida del sol y una vasija que cubre completamente su cabeza. “Es la primera vez que encontramos un personaje así. Lo extraño es que no está mirando hacia el Hanan Pacha (mundo superior o celestial), hacia lo alto, como era habitual”, explica Olivera a Inforegión.
Aunque el hallazgo aún está en proceso de análisis, podría sugerir una práctica funeraria excepcional y una visión ritual más elaborada de lo que se conocía hasta ahora. En esta fecha que celebra al “alimento de los dioses”, la investigación en Montegrande refuerza la idea de que el Perú podría ser la cuna originaria de este fruto milenario.
Posibles 6100 años de historia
Los niveles donde se encontró la tumba coinciden con otras ofrendas significativas: esculturas de piedra que representan mazorcas de cacao y la mandíbula de una llama, probablemente traída desde los Andes con fines ceremoniales. A juicio del investigador, todo apunta a un contexto ritual sagrado donde el cacao era mucho más que un cultivo.
“Estamos excavando en un sector más profundo, a 3.50 metros, por debajo del nivel donde se hallaron las evidencias de cacao de 5300 años. Esto nos lleva a pensar que podríamos estar frente a muestras de hasta 6100 años de antigüedad”, comenta Olivera.
Para poder corroborar esta teoría, el equipo ha enviado 16 muestras a un laboratorio especializado en EE.UU. para ser fechadas mediante radiocarbono. Este trabajo ha sido posible gracias al apoyo del Plan Binacional Perú-Ecuador, que en febrero firmó un convenio con la Asociación para la Investigación Científica de la Amazonía del Perú. Los resultados podrían revelar el hallazgo más antiguo del Theobroma cacao en el mundo.
Arqueología para la conservación
El hallazgo no es solo un hito arqueológico. También ha impulsado nuevas dinámicas comunitarias y políticas públicas como la reubicación de dos predios que estaban en el área. El más reciente se dio en estos últimos días, cuando la familia Criollo Alarcón fue legalmente reubicada del área donde se encuentra parte del templo. Gracias a un acuerdo entre la Municipalidad de Jaén y una empresa privada, recibieron una nueva vivienda sin que esto afecte su bienestar.
“No se trataba de desalojar, sino de reubicar con dignidad. Eso es lo que hicimos”, comenta Olivera, quien destaca que con estas acciones se suman más de 1500 metros cuadrados al área arqueológica útil. El siguiente paso será coordinar con el Ministerio de Cultura para obtener una autorización que permita realizar excavaciones en esa zona.
«El objetivo es hacer un rescate arqueológico completo que recupere todas las evidencias posibles y libere el espacio para construir un centro de interpretación. Este espacio permitiría mostrar lo descubierto en los últimos 15 años de investigación en Montegrande», sostiene Olivera.
Con ello se abriría la puerta a un turismo cultural sostenible, en armonía con su entorno y basado en la milenaria historia del cacao en la región (y el país).
Del templo al bosque: restaurar el cacao ancestral
Mientras avanzan las excavaciones, el equipo de investigación también impulsa un programa de conservación genética del cacao, en articulación con las fincas ubicadas en los alrededores de Huaca Montegrande. En los valles de Jaén, San Ignacio, Bagua y Chachapoyas, sobreviven árboles de cacao centenarios, cuidados por familias durante generaciones. Con este material genético único, se busca producir un chocolate ceremonial y de alta calidad: Montegrande, Cacao Amazónico Fino de Origen.
“Queremos que los turistas no solo visiten la huaca, sino también las parcelas donde aún crecen los árboles antiguos. Es parte de una experiencia integral”, señala Quirino Olivera. La propuesta busca revalorar la herencia agrícola de las comunidades amazónicas, uniendo ciencia, sostenibilidad y comercio justo en un mismo recorrido.
Un santuario del cacao
La visión de Quirino Olivera no se detiene en las excavaciones. Su sueño es convertir Huaca Montegrande en el primer Santuario del Cacao del mundo, un lugar donde confluyan ciencia, turismo, memoria y conservación. En este contexto, vale la pena recordar lo que Quirino Olivera nos dijo en una entrevista realizada a inicios de este año:
«Para mí el árbol del cacao es el último mensajero para salvar la Amazonía. Siento de todo corazón eso. El cacao aparece ahora diciéndonos: mira, con esto puedes restaurar la naturaleza, puedes proteger a las especies, puedes salvar la Amazonía que se está destruyendo cada día».
En el marco del Salón del Cacao y Chocolate 2025, que se celebra este mes en Lima, se publicará una edición especial de Inforegión sobre el desarrollo del sector cacaotero en el país, así como la historia y los avances del proyecto Montegrande. Es una oportunidad para mostrar que el cacao peruano no solo destaca por su calidad, sino por su raíz milenaria.