La Defensoría del Pueblo ha convocado a una mesa técnica para resolver la controversia sobre la ubicación del depósito de lodos de la futura planta de tratamiento de aguas servidas de Puerto Maldonado, el próximo 4 de diciembre. Paralelamente la Fiscalía Ambiental Provincial de Madre de Dios ha ordenado una investigación para garantizar que los derechos ciudadanos son respetados.
El depósito de lodos –o monorelleno en el argot sanitario– es la piedra en el zapato del Proyecto de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Puerto Maldonado. El proyecto valorizado en US$ 98.27 millones proveerá de desagüe a 120 mil personas en la capital de Madre de Dios. El concurso de adjudicación del proyecto, una concesión a 23 años bajo la modalidad de asociación público-privado (APP), fue declarado desierto por tercera vez en septiembre último.
La planta de tratamiento tendrá capacidad para procesar 4,500 metros cúbicos de desagües diarios. Los lodos residuales pretenden ser trasladados a 10 km de distancia en camiones herméticamente cerrados dado su grado de contaminación y depositados en el monorelleno. El cargamento deberá ser sepultado con tierra a ritmo de la descarga para atenuar los malos olores. Las cinco hectáreas de pozas deberán estar impermeabilizadas con plásticos para evitar que los líquidos se filtren a la napa freática.
Un pequeño detalle: el Sistema Nacional de Información del Riesgo de Desastres (SIGRID) tiene clasificado la ubicación del monorelleno en la comunidad de Bajo Madre de Dios como zona de “alto riesgo” a inundaciones. El área asignada se ubica a escasos 100 metros del río Madre de Dios. De hecho, el 2021 la llanura fue sumergida por la crecida del río una vez más.
“Siempre hemos recalcado que no estamos en contra del proyecto de tratamiento de aguas servidas”, manifestó Ana Cáceres, representante de la comunidad Bajo Madre de Dios. “Estamos en contra que el monorelleno sea situando en medio de nuestras parcelas. Miles de veces hemos recordado que la zona es inundable”, precisó.
El Bajo Madre de Dios está poblada por 300 familias que se dedican a la agricultura y la piscicultura. A su vez es la puerta de entrada a la Reserva Nacional de Tambopata y a un corredor de más de una decena de albergues ecoturísticos. Enigmáticos petroglifos han sido descubiertos a escasos metros del área asignada para el monorelleno.
“El proyecto de aguas residuales en la ciudad de Puerto Maldonado es fundamental”, sostiene Belén Arroniz, operadora turística. “Es algo obvio, no puede haber desarrollo sin saneamiento básico; no puede haber salud sin desarrollo. Sin embargo, la ubicación del monorelleno no cumple con las condiciones básicas”.
La Defensoría del Pueblo ha convocado a participar en la mesa técnica a todos los protagonistas de esta controversia. A su vez, la Fiscalía Ambiental citará a la comunera Cáceres y autoridades. Cáceres asegura que la consulta previa del PTAR no incluyó a los pobladores del Bajo Madre de Dios.
El abogado ambientalista Marco Chevarría plantea una solución salomónica: “reubicar el monorelleno en una de las áreas depredadas por la minería ilegal de oro”.
Proinversión fue distinguida esta semana por la Asociación Mundial de Agencias de Promoción de Inversiones (WAIPA) en la categoría de Excelencia en Sostenibilidad otorgado en la 28 Conferencia Mundial de Inversiones realizado en Arabia Saudita. Pronto se sabrá si está a la altura de los olores, perdón, honores.