En la localidad de Coayllo, en Cañete, hay un especialista en criar exclusivamente abejas reinas

Texto y fotos: Iván Reyna Ramos | Dedicarse a la crianza de abejas obreras para la producción de miel es una práctica común, pero dedicarse principalmente a la crianza de abejas reinas, no sólo es inusual, sino que es una actividad innovadora y altamente sostenible para el desarrollo económico de Coayllo.

Iván Pecho Caycho es un apicultor en Coayllo, en la provincia de Cañete, que se especializa en la crianza de abejas reinas de libre vuelo e inseminación instrumental. La metodología que él utiliza en su emprendimiento Criareinas Pecho es de lo mejor que hay en el mercado.

De niño, Iván Pecho ayudaba a su abuelo y a su padre en la crianza de abejas productoras de miel. A raíz de la muerte de su padre hace 10 años, decidió reducir el tiempo en la producción de miel para dedicarse principalmente a la crianza de abejas reina. Una actividad tan desconocida como fascinante, pues su contacto con las abejas le ha llevado a conocerlas a la perfección.

VIDA DE UNA REINA

Una abeja reina inicia su ciclo biológico en un huevo que tarda tres días y cinco horas en eclosionar. Inmediatamente continúa con la etapa larval que dura cinco días, y es en esta fase, en la cual Iván utiliza una pinza fina, mucha paciencia y precisión para retirar las larvas jóvenes y colocarlas cuidadosamente en unas celdas especialmente preparadas.

Ya en su nueva celda empieza la etapa de pupa que dura siete días hasta nacer. Un detalle interesante es que la abeja reina desde que nace hasta su muerte no prueba otro alimento que no sea jalea real. Y las encargadas de darle el alimento en la boca son las llamadas abejas nodrizas, aquellas que tienen hasta 15 días de nacidas. En rara ocasión, una abeja reina prueba alimento por su propio medio ya que se trata que ella es una reina, y como tal, recibe las más especialísimas atenciones de sus obreras que están a sus órdenes.

Desde el tercer al quinto día de nacida, la abeja reina sale a caminar por su colmena y va desperdigando su feromona para marcar su territorio, y en ese trajín ensaya sus primeros vuelos de reconocimiento. Para entonces, Iván junto a sus hermanos Elvira y Dany se han dado el trabajo de pintar las cajas con distintos colores que son claves para que la reina no se equivoque de colmena.

Es a partir del quinto día, que la abeja reina sale de su colmena para consumar su vuelo nupcial a gran altura y a varios kilómetros de su panal. Ella expulsa feromonas para atraer a los zánganos. Ellos, que poseen unos ojos enormes, casi del tamaño de su cabeza, inmediatamente detectan a la reina en pleno vuelo. La reina se aparea con múltiples zánganos, uno por uno va depositando sus espermatozoides e inmediatamente caen muertos al suelo.

Una vez que la abeja reina consigue llenar completamente la bolsa de espermateca, regresa a su colmena para que las abejas nodrizas la limpien y retiren los órganos sexuales masculinos que quedaron adosados en el genital femenino. Esta fue la última vez que la reina salió a volar, y de ahí en adelante hasta el fin de su vida se dedicará a guardar el esperma y a poner unos 2,000 huevos por día. A ella se la reconoce porque es más alargada, su cuerpo termina en punta, su abdomen es más grande, se posa con las patas separadas del cuerpo, su aguijón no tiene púa y es la única responsable de poner huevos fecundados y sin fecundar dentro de una colmena.

ALIMENTO REAL

Hemos dicho que una abeja reina se alimenta desde que nace hasta que muere únicamente con jalea real. Esa es la clave de la producción en serie de abejas reina que Iván Pecho realiza en Coayllo. Su técnica consiste en alimentar a las abejas nodrizas, para que ellas, a su vez, alimenten con jalea real a las nuevas larvas que ha trasvasado en sus respectivas cúpulas. Este alimento tiene la propiedad de orientar el aparato reproductor hacia una reina, pero si la larva es alimentada con miel y polen, entonces la larva se transformará en una obrera común.

La jalea real es una sustancia blanquecina, lechosa, de textura gelatinosa y ácida que tiene la capacidad de modificar el ADN de las abejas que la consumen y es producida principalmente las abejas obreras que tienen entre 5 y 15 días de nacidas a través de sus glándulas hipo faríngeas que se hallan en la cabeza. Las abejas adultas también producen jalea real, pero en menor cantidad.

De ahí es que se ha logrado estimar la longevidad de una abeja reina. Ellas pueden llegar a vivir hasta cuatro años en comparación con una abeja obrera que apenas alcanza los 45 días en época de floración por ser temporada de desgaste para la abeja. Si comparamos con el ser humano, se podría decir que una persona alimentada con jalea real tendría la posibilidad de vivir unos 3,200 años, en relación con los 80 años promedio que vive el resto de los mortales.

Como dato adicional es que, si por esas cosas de la naturaleza, una abeja reina muere en su colmena, las obreras inmediatamente crean una nueva abeja reina alimentándola con jalea a una o varias de las larvas que iban a ser obreras.

DE LINAJES Y ZÁNGANOS

A lo largo de los años, Ivan Pecho ha perfeccionado su técnica para la crianza de abejas reinas. Principalmente se ha dedicado a la especie Apis mellifera. En sus colmenarios de colores mantiene tres linajes conocidos: la italiana cordobán (abejas de color amarillo cobrizo), la carniola (abejas de color negro) y la híbrida que resulta del cruce de la italiana cordobán con la carniola.

A nivel internacional existe un código internacional de colores aceptado por todos los apicultores en el mundo. Este permite identificar el año de nacimiento de la abeja reina, encontrarla con facilidad en el colmenario, además de diferenciarla de las obreras y de los zánganos.

A la abeja reina se le pinta en la parte superior del tórax, según el año acordado, el azul (años terminados en 0 o 5), blanco (terminados en 1 o 6), amarillo (terminados en 2 o 7), rojo (terminados en 3 o 8) y verde (terminados en 4 o 9). Criareinas Pecho sigue escrupulosamente este código internacional, marcándose este 2023 con el color rojo.

Además de eso, en el manual de trabajo de Criareinas Pecho se puede ver las estrategias que utilizan con las reinas madres de pie de cría inseminadas, que también está basado en el mejoramiento genético de crianza y alimentación de los zánganos. Éstos machos no trabajan, todo el tiempo se pasan comiendo miel y polen, y sólo están a la espera de la oportunidad de aparearse con la abeja reina. Pero hay que tener en cuenta que al centro de congregación de zánganos acudirán zánganos de otras colonias silvestres para competir, sin embargo, siempre serán los más fuertes los que podrán fecundar a la abeja reina al libre vuelo.

PRODUCCIÓN Y ECONOMÍA

Enterados del linaje de abejas reinas que se cría en Coayllo, la mayoría de interesados que proceden de valles costeros, interandinos, e incluso de la selva le solicitan, con anticipación, a Iván Pecho la compra de muchas abejas reinas para incrementar el número de colmenas dentro de sus cultivos que van desde arándanos hasta paltas y mandarinas, entre otros.  La finalidad es asegurar una fecunda polinización cruzada y la máxima producción de frutos.   

“Criareinas Pecho” cuenta con un local al pie del “tobogán macho” de Coayllo y recibe la visita de expertos en apicultura. Aquí también se organizan talleres para quienes quieran dedicarse a la crianza de abejas reina. Su objetivo principal de este emprendimiento local es impulsar la autosostenibilidad de los apicultores nacionales e internacionales.

Incluso, por las condiciones de infraestructura que se ha implementado en este apiario, también viene siendo frecuentado por visitantes y turistas que quieren informarse un poco más del fascinante mundo de las abejas reinas y las gamas de sabores y colores de la rica miel que se produce en Coayllo. De manera que el apiturismo se abre como una nueva alternativa de turismo rural en esta parte de la provincia de Cañete.

Iván Pecho señala que las mejores épocas para criar abejas reinas son primavera y verano. Es importante saber que las colmenas mantienen una temperatura de 32 a 35 grados. En el invierno, las abejas regulan la temperatura y en el verano, si hace mucho calor, las abejas obreras colectan agua para rehidratar y con sus aleteos enfrían la colmena hasta mantener la temperatura ideal.

Cuando las abejas salen a buscar el polen de las flores por el valle se orientan con el sol. Una sola abeja puede visitar unas 7,000 flores al día. Gracias a la polinización, que consiste en transferir polen de las partes masculinas a las partes femeninas de una planta, es que se cosechan buenos nísperos, guanábanas, lúcumas, chirimoyas, mangos, granadas, paltas, pecanas, pacaes, ciruelas, pitajayas, kaki, litchi, lentejas, calabazas, zapallos, maíz, entre otros frutos.

De lo que casi no se habla es que las abejas se encuentran bajo amenaza por el uso de insecticidas y pesticidas, cambios de uso de la tierra, el cambio climático, etc.  Todo eso hace que la vida de las abejas se reduce a enfermedades, estrés y la exposición a una muerte temprana.

Este experto apicultor en Coayllo asegura que es importante que tomemos conciencia del rol que cumplen las abejas para preservar viva y fuerte a su reina. Ellas también, sin saberlo, también lucha todos los días para que en nuestros predios nunca falten frutos.

¡Larga vida a nuestras abejas!

Próximo taller práctico personalizado, dirigido a apicultores y agricultores de esta cuenca se dictará entre el 19 al 22 de julio. Para más información llamar al 994696305 o escribir a ivan.pecho.caycho@gmail.com. Instagram @criareinaspecho