Día del árbol: La ingeniera que cambió Lima por la Amazonía para salvar árboles centenarios

CARETAS en alianza con INFOREGIÓN | Tatiana Espinosa fundó Arbio, una organización que protege bosques en Madre de Dios y promueve la conservación de árboles centenarios como el shihuahuaco. Su labor le ha valido reconocimiento internacional, pero también amenazas en un contexto de creciente deforestación.

por Edgar Mandujano

Cada 1 de septiembre se celebra el Día del Árbol en el Perú, una fecha que nos recuerda la importancia de los bosques en nuestra vida cotidiana y en la lucha contra el cambio climático. Nuestro país alberga la segunda mayor porción de selva amazónica después de Brasil, con más de 70 millones de hectáreas, según la organización sin fines de lucro Rainforest Trust.

Sin embargo, la pérdida de bosques avanza a un ritmo alarmante: solo en 2022 se registró la desaparición de 161 mil hectáreas de bosque primario, de acuerdo con Global Forest Watch. Frente a esta amenaza, voces como la de la ingeniera forestal Tatiana Espinosa marcan la diferencia. Ella fundó Arbio, una iniciativa de conservación en Madre de Dios que protege árboles centenarios y que le ha valido el reconocimiento internacional con el Jane Goodall Hope and Inspiration Ranger Award. Sobre esta experiencia y los desafíos de proteger la Amazonía, conversamos con ella.

Del sueño personal a la defensa del bosque

Tatiana Espinosa nació en Lima; sin embargo, siempre supo que su lugar estaba fuera de esa ciudad. “Desde niña yo quería estar fuera de Lima, en un lugar más caluroso, donde haya lluvia, donde se vean las estrellas, donde haya más vegetación, más naturaleza”. Su amor por la naturaleza la llevó a estudiar biología, carrera que dejó por la ingeniería forestal, la que le permitía estar más cerca de los árboles. Tras terminar sus estudios y después de trabajar por un corto periodo en Lima, la oportunidad de irse a la selva llegó. Con el tiempo llegó a Madre de Dios, donde su unión con el bosque se afianzó.

En el año 2000, el Estado decidió cambiar el marco legal para la actividad forestal que se regía bajo la Ley Forestal n.º 21147. La nueva iniciativa buscaba otorgar concesiones de hectáreas de bosque, las cuales implicaban mayor responsabilidad para los concesionarios. Espinosa recordó que entre dichas concesiones se entregaron las de reforestación en áreas con bosque: “Legalmente, si te daban un área para reforestación y había bosque, podías cortar todo ese bosque para luego reforestar. Lo cual contravenía todo principio biológico”.

Como una forma de evitar que el bosque sea talado, la ingeniera solicitó una concesión, la cual le fue entregada en 2006. Ahora tenía 916 hectáreas de bosque que proteger. Así nació Arbio.

Sabios del bosque: árboles centenarios más importantes que su madera

Cuando la ingeniera forestal pudo, finalmente, conocer el bosque que le fue entregado, se encontró uno plagado de belleza de cientos de años. En el bosque Arbio habitan diversas especies, entre ellas el shihuahuaco, un árbol que puede llegar a tener hasta 1.5 metros de diámetro. Estos árboles son valorados por su madera; sin embargo, el valor monetario de ella no se compara con el inmenso valor ecológico de la especie. Se trata de árboles que han pasado cientos de años en la tierra y que almacenan información de ello. “Estamos quitando a los abuelos del bosque. Son sabios, se conectan con otros y forman familias y se ayudan entre ellos” explica.

Más allá del valor ecológico de estos árboles, ellos son también los que proveen de agua a nuestra región, ya que estos emiten cientos de litros de agua que se convierten en “ríos voladores”. Continuar con la tala de estos terminaría poniendo en riesgo nuestro suministro de agua en toda la costa y sierra de Sudamérica. Tatiana conoce de cerca el valor de estos árboles centenarios y sabe que no son reemplazables con árboles jóvenes: “¿De qué sirve plantar árboles si seguimos matando ecosistemas sanos, viejísimos, que son irreemplazables?”.

Adoptar un árbol, una estrategia para dar valor a los árboles en pie

En el río Las Piedras, Arbio cuida, estudia y protege cientos de árboles. Con el fin de financiar su iniciativa, tuvieron la idea de la adopción de árboles, una idea que permite que ciudadanos se involucren en la conservación de este bosque. “Con toda esta data, lo que hicimos fue ponerla al alcance de las personas que quieran adoptar uno de estos árboles. Y se llevan un certificado con la foto, el código y los datos” informa la especialista.

Entre sus iniciativas están las de adoptar un árbol para uno mismo, para un amigo y para un ser querido que ya no está. Además, Arbio permite que empresas apadrinen hectáreas de bosque para reforzar su compromiso ecológico. Para Espinosa, la adopción permite que los ciudadanos se conviertan en protectores del bosque: “Un árbol es mucho más cercano, mucho más simbólico. Incluso hay quienes viajan hasta el bosque para abrazar su árbol y tomarse una foto: yo lo llamo Self Tree.”

Proteger el bosque: una labor difícil, pero que debe involucrar a todos

El trabajo de Arbio se hace más difícil en un contexto donde el Estado no cumple a cabalidad con su labor de proteger nuestra Amazonía. Tatiana Espinosa señala haber recibido amenazas tras hacer denuncias de tala ilegal y asegura sentirse poco apoyada por el Estado. A pesar de ello, la labor de todo el equipo de Arbio no se detiene, sin importar los grandes retos que han enfrentado en estos 15 años de trabajo.

Tatiana, galardonada con el premio Jane Goodall Hope and Inspiration Ranger Award en 2018, pide al Estado cumplir con sus funciones e invita a la ciudadanía a permanecer vigilantes de nuestros árboles, árboles que deberían ser nuestro orgullo. “Pueden formar parte de la comunidad de tree lovers con Arbio, tomándose su self tree y adoptando un gran árbol con nosotros en nuestra página web”.

El primer paso para enfrentar la crisis climática es conservar nuestros bosques, los sabios de la Amazonía. En el Día del Árbol, Inforegión invita a voltear la mirada hacia ellos, nuestros protectores silenciosos, hoy amenazados por la deforestación, el cambio de uso de suelos y las economías ilegales que ponen en riesgo su permanencia.

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