Consecuencias de la plantación ilegal de la hoja de coca

por Edgar Mandujano

A lo largo del territorio peruano, el cultivo ilegal de la hoja de coca puede significar un peligro para la naturaleza y la sociedad. Ante esta situación, las autoridades toman medidas para controlar esta ilícita actividad que se ha ido expandiendo durante los últimos años.

De acuerdo a InSight Crime, en el 2022, Perú se convirtió en el segundo mayor cultivador de coca en el mundo. El informe detalló que 95 008 hectáreas de tierra están dedicadas a este cultivo.

Según la investigación, la hoja de coca incrementó su presencia en un 87% en 2022 en los territorios indígenas. En ese sentido, la coca sembrada en dichos territorios representa el 20% del área total cultivada en el país.

El impacto de la hoja de coca en el ambiente

Carlos Basombrío, Ricardo Valdés y Dante Vera, en el libro “Las Economías Criminales y su Impacto en el Perú”, indicaron que el cultivo de coca tiene un fuerte impacto negativo en el ambiente. Por un lado, genera deforestación, ya que la siembra de la hoja implica la destrucción de bosques. También provoca la degradación del suelo y la contaminación del agua debido al uso de agroquímicos.

En ese mismo sentido, Nicole Bernex, en su trabajo “El impacto del narcotráfico en el medio ambiente. Los cultivos ilícitos de coca. Un crimen contra los ecosistemas y la sociedad”, señaló que esta actividad disminuye recursos hídricos, además que genera el quiebre de las funciones de los ecosistemas.

Por su lado, la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida Sin Drogas (Devida) publicó en el 2018 un informe donde señalaba que dos millones de hectáreas de bosque fueron deforestadas por el cultivo de coca en las últimas cinco décadas.

Cultivo en pueblos indígenas

Según un informe de Devida de este año, el cultivo de coca se expandió a comunidades indígenas y áreas protegidas. El documento señala que en el 2018 eran 7963 hectáreas de cultivo de coca. En el 2022, la cifra ascendió a 18 076, lo que significa un crecimiento del 127%. Estos cultivos se encuentran en 18 pueblos indígenas, como Amahuaca, Asháninka, Aheninka, Yine, Awajún, Kakataibo, Quechuas, entre otros.

Esta situación pondría en riesgo a los pueblos indígenas, quienes reportan la presencia del narcotráfico en sus territorios. En junio del 2023, la comunidad nativa Kakataibo denunció amenazas de muerte por parte de esta actividad criminal. A través del Instituto del Bien Común, señalaron que se ven afectados por la contaminación y el despojo de tierras. Además, dijeron que existe una ausencia del Estado en sus territorios.

Según “Economías Criminales y su Impacto en el Perú”, Puno y Vraem son las principales zonas productoras de coca. En estos dos lugares se concentra más del 60% de cultivos de coca. Cabe señalar que en el Vraem la presencia de Sendero Luminoso es importante para esta actividad económica ilícita.

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