El transporte urbano de Lima y Callao enfrenta uno de sus momentos más críticos. Los gremios del sector anunciaron un paro de 24 horas para el próximo miércoles 21 de agosto, como respuesta a la ola de extorsiones, asesinatos y amenazas que, según denuncian, afecta al 80 % de los conductores en la capital. Esta medida, que congregará a unas 420 empresas y más de 60 mil choferes, busca presionar al Estado para que ejecute acciones inmediatas contra la violencia que azota al gremio.
Se trata del tercer paro en menos de un año. Los dirigentes aseguran que será la última paralización de 24 horas antes de dar paso a una medida más radical: un paro nacional indefinido desde el 21 de septiembre, en caso de que el Gobierno siga sin articular un plan integral de seguridad.
¿Por qué los transportistas paralizarán Lima y Callao?
La decisión no es aislada. Los gremios han venido participando en reuniones con el Congreso, el Ministerio Público y el Poder Ejecutivo. Sin embargo, denuncian que no se han concretado las promesas de protección y seguridad.
Manuel Odiana, presidente de la Asociación de Empresas de Transporte Urbano (AMETUR), advirtió en entrevista con Canal N que la inacción del Estado obliga a medidas más drásticas. “No podemos seguir trabajando bajo amenaza de muerte. Los delincuentes ya no son una sola banda, son varios grupos que extorsionan al mismo tiempo a las empresas. Si no hay respuestas, el 21 de septiembre habrá paro indefinido”, enfatizó.
Extorsiones, asesinatos y un sector bajo amenaza
El panorama es alarmante. La Cámara de Transporte Urbano reveló que 8 de cada 10 transportistas han sido víctimas de extorsión, situación que ha generado la reducción de flotas y el abandono del sector por parte de choferes y cobradores.
Los casos más graves incluyen el asesinato de conductores que se negaron a pagar las “cuotas” impuestas por mafias locales, lo que ha provocado un clima de terror entre los trabajadores del transporte. “Ya no se trata solo de asaltos, es una mafia organizada que amenaza, cobra cupos y mata”, denunció Odiana.
Más de 60 mil choferes en pie de lucha
El paro del 21 de agosto tendrá un impacto masivo en la capital: más de 60 mil conductores y 420 empresas de transporte urbano suspenderán sus operaciones. Los gremios también convocaron a la ciudadanía a sumarse a la protesta, alegando que la inseguridad no solo afecta al transporte, sino a todos los sectores de la sociedad.
“Estamos invitando a todo aquel que se sienta afectado o que vea en peligro su vida. El transporte es solo el reflejo de lo que vive todo el país”, manifestó Odiana.
Críticas al Estado: falta de coordinación y respuestas dispersas
Uno de los reclamos más fuertes de los transportistas es la falta de articulación entre los poderes del Estado. Si bien han existido mesas de diálogo con ministerios, Fiscalía y Congreso, los dirigentes aseguran que los acuerdos se diluyen por la ausencia de un plan único de seguridad.
Critican además la falta de coordinación en la compra de equipos de seguridad. “Cada municipio compra chalecos o equipos por separado, cuando deberían hacerse adquisiciones conjuntas para reforzar la logística policial. Esta fragmentación solo demuestra la incapacidad del Estado”, denunciaron.
¿Qué impacto tendrá el paro en Lima y Callao?
La paralización generará un impacto inmediato en la movilidad de millones de limeños y chalacos. Con la suspensión de servicios, se prevé que el Metropolitano, el Metro de Lima y taxis informales absorban gran parte de la demanda, con riesgos de sobrecarga y caos en las principales avenidas.
Además, los especialistas advierten que la medida puede afectar el abastecimiento de mercados, los tiempos de traslado hacia centros de trabajo y las actividades escolares en la capital.
¿Habrá paro indefinido?
La gran incógnita recae sobre la siguiente medida de fuerza anunciada por el gremio: el paro nacional indefinido convocado para el 21 de septiembre. Si el Estado no responde, el transporte urbano de todo el país podría detenerse, lo que representaría un golpe sin precedentes en la economía y en la vida diaria de millones de peruanos.
El paro del 21 de agosto en Lima y Callao es más que una protesta sectorial: es el reflejo de un país atrapado entre la informalidad, la violencia y la inacción de las autoridades. Los transportistas no solo exigen seguridad, también ponen sobre la mesa la necesidad de una respuesta articulada y urgente del Estado. El tiempo corre, y si no hay resultados concretos, el fantasma de un paro nacional indefinido amenaza con paralizar al Perú en septiembre.