El presidente José Jerí acordó junto al alcalde provincial de Pataz, Carlos Mariños, la instalación de una Mesa de Diálogo Nacional que se llevará a cabo este martes 14 de octubre en Palacio de Gobierno. El objetivo, según ambos funcionarios, es abrir un espacio de reconciliación y concertación entre el Estado, las regiones y la sociedad civil.
El anuncio se produce tras una reunión sostenida en la sede del Ejecutivo, transmitida en vivo por redes oficiales, donde Jerí y Mariños coincidieron en la necesidad de construir “una nueva etapa de entendimiento nacional”.
De esta forma, el Gobierno intenta dar una señal política de apertura luego de semanas marcadas por cuestionamientos a la gestión presidencial y al distanciamiento con las regiones.
Una caminata que terminó en Palacio
Carlos Mariños, burgomaestre de la provincia liberteña de Pataz, llegó a Lima luego de una caminata de más de 1,000 kilómetros y 49 días de recorrido. La travesía, que comenzó como una protesta simbólica por la falta de atención estatal, terminó con un compromiso concreto: la instalación de la Mesa de Diálogo Nacional por la Unidad y la Reconciliación.
“Este proceso busca promover el respeto a la vida y evitar nuevos episodios de violencia”, dijo Mariños al salir del encuentro con el presidente. Según precisó, se convocará a representantes de gremios empresariales, sindicatos, organizaciones juveniles y autoridades locales para definir una agenda de prioridades comunes.
El alcalde insistió en que su caminata “no fue un acto político, sino una expresión ciudadana desde las regiones olvidadas”. El gesto, transmitido por medios locales y redes sociales, captó la atención pública y forzó una respuesta del Ejecutivo.
Redistribución del presupuesto: el punto clave
Uno de los temas centrales que se debatirá en la Mesa será la redistribución del presupuesto nacional, una demanda histórica de los gobiernos locales.
Mariños explicó que los más de 1,800 municipios del país solo reciben entre 10% y 12% del total de recursos públicos, mientras que los gobiernos regionales, en menor número, concentran más del 22%.
Su propuesta apunta a elevar el porcentaje municipal al 30% del presupuesto nacional, argumentando que son las municipalidades las que “enfrentan de manera directa los problemas de los vecinos y las obras urgentes que Lima ignora”.
Esta iniciativa no es menor: significaría una reforma del modelo de descentralización, una de las promesas incumplidas desde el retorno a la democracia en 2001.
Críticas a gestiones pasadas y un mensaje político
Durante su intervención, el alcalde no evitó mencionar a la expresidenta Dina Boluarte ni al gobernador de La Libertad, César Acuña, a quienes acusó de haber actuado “con mentiras y complicidades políticas” durante sus gestiones.
La crítica fue directa: “Yo caminé por justicia y verdad, no por cámaras ni promesas. Hoy me reciben de frente y con transparencia”, señaló Mariños, aludiendo al actual mandatario.
El presidente José Jerí respaldó el encuentro y lo presentó como “una oportunidad para cerrar heridas”. Según fuentes de Palacio, el jefe de Estado busca con este gesto recomponer su imagen tras semanas de tensión con el Congreso y enfrentar los cuestionamientos fiscales que pesan sobre él por presunto desbalance patrimonial cuando fue congresista.
La reunión con el alcalde de Pataz fue la primera actividad pública de Jerí luego de las declaraciones del fiscal de la Nación interino, Tomás Aladino Gálvez, quien confirmó la existencia de carpetas fiscales vinculadas al mandatario.
En ese contexto, la instalación de la Mesa Nacional podría representar, además, una estrategia política para reactivar el discurso de reconciliación y mostrar una imagen de liderazgo dialogante.
¿Podrá el diálogo cambiar la relación entre Lima y las regiones?
La creación de la Mesa de Diálogo Nacional revive un viejo reclamo: el de un país centralista que escucha poco y promete mucho. En las últimas dos décadas, distintas administraciones —de Toledo a Boluarte— han lanzado iniciativas similares que nunca lograron consolidar un sistema de articulación real entre el Estado y las regiones.
La diferencia, esta vez, radica en el contexto. El país arrastra una crisis institucional, la clase política está desprestigiada y el Ejecutivo intenta recomponer su legitimidad. En ese escenario, el encuentro con el alcalde de Pataz se convierte en un acto simbólico de apertura, aunque el verdadero desafío será convertir el diálogo en acción concreta.
“Queremos un pacto nacional de respeto, vida y desarrollo”, expresó Mariños. “Pero si el Gobierno no escucha, el pueblo volverá a caminar”.