El presidente de Devida, Carlos Figueroa, informó que en 2024 los cultivos de coca en Perú disminuyeron un 3.3%, al pasar de 92,000 a 89,755 hectáreas. Esto marca la segunda caída consecutiva tras alcanzar un máximo de 95,000 ha en 2022, revirtiendo así años de crecimiento del cultivo ilícito.
Este logro se atribuye a una estrategia multisectorial, que articuló esfuerzos del Gobierno, la Policía Nacional, los ministerios de Interior, Defensa, Relaciones Exteriores, Desarrollo Agrario y Economía. La meta fue reducir la oferta de cocaína pese a que la demanda global de drogas basadas en cocaína continúa en ascenso.
Figueroa destacó que, de no haberse aplicado estas políticas, Perú habría alcanzado 125,000 ha de cultivo ilícito, lo que se traduciría en 429 toneladas adicionales de cocaína, equivalentes a más de 4,300 millones de dosis no llegando al mercado. El funcionario subrayó que esta tendencia positiva podría consolidarse o revertirse si la demanda mundial sigue creciendo.
Sobre el cierre de USAID, Figueroa explicó que EE. UU. aún no ha descartado seguir cooperando, y que ya se exploran vínculos con la Unión Europea, Bélgica, Países Bajos, Alemania y Francia, que han respaldado proyectos de cultivos alternativos como café con denominación de origen.