En una escalofriante manifestación de la creciente violencia que azota el transporte público, un conductor de la empresa de transportes Etulsa fue atacado a balazos en el distrito de Chorrillos. El vehículo, repleto de pasajeros, fue emboscado por un sicario que, sin titubear y con el rostro encubierto, subió al bus en el instante en que se detuvo para dejar a algunos usuarios.
La tranquilidad del viaje se transformó en caos cuando el delincuente disparó directamente al conductor, identificado como Luis Inga Corrales. Tras el disparo, el agresor se dio a la fuga en una motocicleta, donde lo aguardaba un cómplice, dejando a los pasajeros sumidos en el miedo y la confusión.
Luis fue rápidamente trasladado a un hospital, donde recibió atención médica por un impacto de bala en el pecho. Su situación es crítica y permanece en la unidad de cuidados intensivos, a la espera de una mejora que parece incierta.
Este ataque no es un hecho aislado. En días pasados, el mismo modus operandi se repitió en otros hechos violentos. Un bus de la línea 23 fue asaltado en San Juan de Lurigancho, donde los delincuentes, armados hasta los dientes, despojaron a los pasajeros de sus pertenencias antes de disparar para intimidar a los que se opusieron. Asimismo, otro chófer en el distrito de La Victoria fue herido de bala durante un intento de extorsión; sobrevivió, pero su vida sigue pendiendo de un hilo.
Los extorsionadores han intensificado sus ataques a la empresa Etulsa, que ya había sufrido una embestida en diciembre pasado, cuando se le exigió el pago de 50 mil soles para garantizar la seguridad de su flota. La insensatez de la violencia desatada contra los trabajadores del transporte público destaca un problema alarmante que requiere urgente atención de las autoridades.