El gobernador regional de La Libertad, César Acuña, enfrenta duras críticas por acumular más de 100 días de licencia durante su gestión, en medio de una creciente ola de violencia en su región. La ciudadanía cuestiona su escasa presencia frente a problemas como asesinatos, extorsiones y secuestros que afectan a miles de liberteños.
Acuña ha restado importancia a los cuestionamientos, asegurando que sus viajes están dentro del marco legal. Incluso afirmó tener residencias en Madrid, Dubái y Estados Unidos, lo que, según él, justifica su necesidad de salir del país con frecuencia. “Es normal que vaya a lugares donde puedo estar tranquilo”, expresó, minimizando el malestar público.
La última licencia que solicitó fue del 16 al 25 de marzo, pese a que su región enfrentaba una de sus peores crisis de seguridad. Lejos de ofrecer respuestas contundentes, el gobernador optó por responder con frases irónicas a quienes pedían acción: “Tranquilito, no se desespere”, dijo durante un reciente encuentro con la prensa.
Mientras tanto, organizaciones sociales y líderes locales han advertido sobre la falta de liderazgo regional ante la criminalidad. Para muchos, la prioridad del gobernador parece estar lejos de las necesidades urgentes de La Libertad, una región que hoy exige presencia y compromiso real de sus autoridades.