En medio de un contexto político marcado por la inseguridad, el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, afirmó que aún no ha tomado una decisión definitiva sobre su posible postulación a las elecciones presidenciales del 2026. Durante una actividad en Miraflores, el líder de Renovación Popular señaló que la creciente criminalidad en el país y la ausencia de garantías mínimas para los candidatos influyen directamente en su evaluación.
El burgomaestre hizo referencia explícita a los recientes atentados contra políticos en países vecinos como Colombia y Ecuador, donde el sicariato y el crimen organizado han cobrado la vida de postulantes en campaña. “Uno tiene que valorar su vida también. Date cuenta todo el ambiente de sicariato, cómo están muriendo candidatos en Colombia… en Ecuador peor. Entonces, en Perú tiene que haber garantías también”, expresó ante medios locales.
Estas declaraciones no sólo reflejan una preocupación personal, sino que abren el debate sobre si el Perú está preparado para un proceso electoral seguro y transparente en medio de una ola de violencia que no da tregua.
Inseguridad y política: ¿riesgo real o cálculo estratégico?
La afirmación de López Aliaga se suma a advertencias previas sobre los posibles riesgos que enfrentaría una campaña presidencial en el actual contexto de criminalidad. En declaraciones del 19 de agosto, el alcalde capitalino advirtió que el avance del crimen organizado podría interferir directamente con las elecciones de 2026.
“La señora Boluarte lo que quiere es llevarnos a unas elecciones totalmente crispadas, con amenaza a la vida inclusive de los candidatos”, declaró, lanzando una crítica frontal al Ejecutivo por, según él, no haber implementado acciones concretas para detener el avance delictivo.
Su evaluación no sólo pone en cuestión su participación como candidato, sino también la viabilidad del proceso democrático en un clima que, de no ser controlado, podría afectar la legitimidad de los comicios.
Tensión con el Ejecutivo: un conflicto constante
Más allá del debate sobre su eventual candidatura, López Aliaga mantiene una relación tensa y conflictiva con el Gobierno de Dina Boluarte. El 18 de agosto, un día antes de su advertencia sobre inseguridad, acusó al Ejecutivo de obstruir proyectos claves para Lima Metropolitana. Entre ellos, mencionó la paralización del tren Lima–Chosica, obra que considera prioritaria para la capital.
El alcalde denunció una supuesta “cofradía” entre la presidenta Boluarte, Keiko Fujimori y César Acuña, a quienes responsabilizó de bloquear iniciativas municipales con fines políticos.
“Hay doce temas que el Gobierno debe solucionar para que no sean unas elecciones encrispadas”, señaló, sin detallar los puntos exactos. Sin embargo, su crítica apunta nuevamente al eje de su mensaje: la falta de condiciones adecuadas para un proceso electoral limpio y sin interferencias.
Intención de voto: lidera sin ser candidato oficial
Pese a no haber confirmado su postulación, Rafael López Aliaga encabeza las encuestas de intención de voto. Según el último sondeo de Ipsos, publicado por Perú21 a inicios de agosto, el líder de Renovación Popular obtiene un 10 % a nivel nacional, ubicándose en primer lugar entre los posibles contendores para las elecciones de 2026.
Este respaldo ciudadano refuerza el interés mediático y político en torno a su decisión. No obstante, ni él ni su partido han oficializado una candidatura. Hasta la fecha, tampoco ha confirmado si renunciará a la alcaldía, paso necesario para postular.
¿Estamos rumbo a unas elecciones bajo amenaza?
El caso peruano no es aislado. En Colombia y Ecuador, los asesinatos de candidatos en plena campaña han generado alarma internacional y obligado a replantear protocolos de seguridad. En el Perú, la violencia política aún no ha alcanzado esos niveles, pero las advertencias de figuras como López Aliaga exigen atención inmediata.
¿Estamos en riesgo de replicar esos escenarios? ¿El Ejecutivo garantizará la seguridad de todos los candidatos? Estas son preguntas que deben responderse antes de que inicie oficialmente el proceso electoral.
López Aliaga, quien ha hecho de la lucha contra la corrupción y la inseguridad su bandera política, parece condicionar su participación al cumplimiento de garantías mínimas. En esa línea, exhorta al Gobierno a actuar antes de que la violencia se instale como un actor más en la campaña.
Choque institucional: Municipalidad vs. Gobierno central
La fricción entre la Municipalidad de Lima y el Ejecutivo no es nueva. López Aliaga ha cuestionado constantemente la falta de coordinación con ministerios clave, como el del Interior y el de Transportes. En temas como seguridad ciudadana, movilidad urbana e infraestructura metropolitana, el alcalde ha insistido en la necesidad de una mayor descentralización de decisiones.
La falta de diálogo efectivo ha derivado en bloqueos de proyectos, acusaciones mutuas y un ambiente de confrontación que podría escalar conforme se acerquen los comicios de 2026.
Decisión pendiente: ¿postulará o no?
En resumen, Rafael López Aliaga mantiene su decisión en suspenso. Aunque lidera las encuestas y cuenta con una base electoral significativa, ha preferido no confirmar ni descartar su candidatura presidencial. Su principal argumento: la inseguridad y el clima político adverso.
El Perú se prepara para un nuevo proceso electoral, pero la incertidumbre sobre las condiciones de seguridad pone en pausa definiciones clave. La eventual candidatura de López Aliaga será, sin duda, uno de los focos principales del escenario político en los próximos meses.