Generación Z en Lima: protesta contra Congreso termina en represión y heridos

Jóvenes, gremios y colectivos marcharon en el centro histórico; la Policía respondió con gases y perdigones, dejando manifestantes y agentes lesionados

por Edgar Mandujano

El centro histórico se convirtió en escenario de tensión y violencia tras la marcha convocada por la Generación Z, que reunió a miles de jóvenes en la Plaza San Martín para protestar contra el Gobierno de Dina Boluarte y el Congreso. La movilización, que inició de manera pacífica, culminó en fuertes enfrentamientos con la Policía Nacional del Perú (PNP), dejando un saldo de heridos entre manifestantes, periodistas y efectivos policiales.


¿Qué motivó la protesta juvenil?

El detonante fue la Ley N.º 32123, aprobada por el Congreso, que obliga a los jóvenes mayores de 18 años a afiliarse a una AFP o a la ONP. Para los convocantes, esta medida vulnera la libertad de elegir y los condena a un sistema de pensiones que consideran ineficiente. A ello se sumó un reclamo más amplio: la desconfianza hacia la clase política, la falta de oportunidades laborales y el rechazo a decisiones del Ejecutivo y Legislativo que afectan a la ciudadanía.

El colectivo denominado “Generación Z” se articuló a través de redes sociales, logrando convocar no solo a estudiantes y trabajadores jóvenes, sino también a gremios de transportistas, colectivos ecologistas y asociaciones ciudadanas que coincidieron en un mismo malestar social. La movilización se extendió por las principales arterias de Lima, en especial la avenida Abancay, punto de recurrente confrontación con la Policía en protestas recientes.


Enfrentamientos y represión en el centro de Lima

La protesta se tornó violenta hacia la tarde, cuando cientos de jóvenes intentaron romper el cordón policial que bloqueaba el acceso al Congreso. Según reportes de Exitosa y otros medios, los manifestantes lanzaron botellas, bengalas y bombardas, mientras la PNP respondió con bombas lacrimógenas y perdigones de goma.

La Brigada de Salud informó que al menos cinco personas resultaron heridas con impactos de perdigones, contusiones y golpes de vara. Además, hubo denuncias de uso indebido de gases lacrimógenos disparados directamente al cuerpo, lo cual está prohibido por protocolos internacionales. La Policía, por su parte, reportó tres agentes heridos y trasladados al Hospital Nacional PNP “Luis N. Sáenz”, aunque sin riesgo de vida.


Periodistas en la línea de fuego

La cobertura de la protesta también se vio afectada por la violencia. Un equipo de Latina Noticias fue agredido por presuntos manifestantes en plena transmisión, lo que obligó a suspender momentáneamente la emisión. Asimismo, un reportero y un camarógrafo de Exitosa recibieron hasta tres impactos de perdigones, lo que expuso los riesgos que enfrenta la prensa en medio de las confrontaciones.

Estas agresiones reavivan el debate sobre las garantías para el ejercicio periodístico en situaciones de protesta, donde tanto la acción policial como la reacción de algunos manifestantes ponen en peligro la labor informativa.


Transporte y comercios afectados

La violencia en las calles también alcanzó a ciudadanos ajenos a la protesta. La Autoridad de Transporte Urbano (ATU) anunció desvíos de rutas y el cierre temporal de estaciones del Metropolitano, lo que generó retrasos y malestar entre usuarios. Comerciantes y compradores de Mesa Redonda quedaron atrapados en medio de gases lacrimógenos y corridas, obligando al cierre de galerías y locales para protegerse.

Los vecinos de la zona denunciaron destrozos y pánico por un disparo registrado en el jirón Lampa, que habría sido realizado por un civil y que desató una estampida. El sujeto fue detenido por la PNP y trasladado a la comisaría de Cotabambas.


¿Qué representa la Generación Z en la política peruana?

Más allá de los hechos violentos, la marcha del 20 de septiembre evidencia el protagonismo de una nueva generación en la protesta social. Jóvenes que crecieron en la era digital y que se organizan mediante plataformas virtuales, levantando símbolos culturales como la bandera de One Piece, ya usada en protestas internacionales. Para ellos, se trata de un emblema de libertad y resistencia frente a la injusticia.

El desafío para el Gobierno y el Congreso es cómo responder a estas demandas juveniles sin criminalizar la protesta ni recurrir al exceso de fuerza. La desafección hacia las instituciones y la percepción de un futuro incierto marcan el trasfondo de esta movilización que, aunque dispersada, no parece apagarse.

La marcha de la Generación Z en Lima dejó en evidencia el clima de confrontación política y social que atraviesa el Perú. Con jóvenes heridos, policías lesionados y periodistas en riesgo, la protesta reabre el debate sobre la represión policial, la legitimidad de las movilizaciones y la necesidad de cambios profundos en las decisiones estatales.

La pregunta que queda en el aire es si el Gobierno responderá con diálogo a esta nueva generación o si persistirá la estrategia de contención policial que solo agudiza la desconfianza ciudadana.

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