Cusco: Los sabores del pan chuta de Oropeza

Una historia donde el delicioso aroma del tradicional pan chuta cusqueño nos envuelve en la fe de Martín Quispe Molinedo el más importante maestro panadero del distrito de Oropesa que ha llevado a este riquísimo pan a niveles de reconocimiento y exquisitez.
Martín Quispe sostiene en sus manos un tanta wawa ( pan bebé) recién salido del horno de su panificadora. Foto Luis Castillo.

Una historia de fe, del delicioso aroma del pan cusqueño, de la tradicional chuta y buena música nos permitió conocer a Martín Quispe Molinedo el más importante maestro panadero del distrito de Oropesa que ha llevado a este riquísimo pan a niveles de reconocimiento y exquisitez.

Caretas llegó hasta la capital nacional del pan en Cusco, Oropesa, lugar donde se hacen los más deliciosos panes tradicionales “chutas”, para conocer a este artista panadero cusqueño que desde hace catorce años elabora estos deliciosos productos hechos a base de harina que han llegado a traspasar las fronteras nacionales e internacionales.

La panificadora los marqueses de Oropesa lleva el nombre de la famosa agrupación cusqueña. Foto Luis Castillo.

Martín, el marqués del pan de Oropesa

Son las 5 de la mañana en Oropesa, Martín Quispe Molinedo levanta las manos para agradecerle al Señor de Qoyllurit’i (Señor de las Nieves), por haberlo acompañado   en el trabajo realizado desde las tres de la mañana: La elaboración de un pedido de Tanta Wawas (pan bebe) que será entregado llegada las ocho de la mañana. Martín junto a todo su personal ha trabajado duro por completar este pedido ya que lo que el desea es no fallarle a sus clientes que lo buscan por lo sabroso de sus productos además por la calidad que su panificadora ofrece que es del agrado de todos los cusqueños además de los turistas nacionales y extranjeros.

Martín hace un alto en medio de la ardua labor para relatarnos como se originó todo, él nos cuenta que en 1563 los españoles traen el arroz y el trigo para poder sembrarlo en Oropesa debido al buen clima que cuenta siendo el primer producto hecho una hostia de misa, luego los colonizadores se deciden a producir pan por lo cual enseñan el proceso a los indígenas quienes al ver asombrados como la masa se estiraba soltaron una frase en quechua que decía: “Chutacusccama” (oh se estira). Frase que derivaría con los años al nombre de este tradicional pan cusqueño. Siendo la primera “chuta” de tamaño pequeño que luego crecería por la demanda del consumo familiar.

Quispe Molinedo nos cuenta que en el año de 1700 los mestizos cusqueños inician la producción de forma masiva del pan para el negocio que era en base al “trueque” (intercambio) con la carne, cecina a los pueblos vecinos como Urcos (Quispicanchi), Sicuani (Canchis), Juliaca (Puno), siendo trasladados a pie para luego regresar con lo intercambiado y poder consumirlo o venderlo.

Todos los días a las seis de la mañana Martín Quispe agradece a Dios por todas las bendiciones recibidas. Foto: Luis Castillo.

Luego nos él dice que la mayoría de los nacidos en Oropesa son descendientes de panaderos natos pero que con los años otros inmigrantes han aprendido el negocio más no saben la receta de la chuta, siendo pocos los que saben la receta original.

Sobre la diferencia de su receta él nos dice que, en las formas, refiriéndose a los tiempos para colocar los ingredientes ya que cada uno tiene su momento y su procedimiento exacto, algo que sus colegas solo se limitan a mezclar todos los insumos y ponerlo al horno para recibir el pan salido del horno algo que muchas veces no da un producto idóneo.  Martín nos cuenta que su esposa Anabel Castro García es la creadora del Chutatón y la Chuta de chocolate, teniendo críticas al inicio, pero aceptación después por las demás panaderías vecinas quienes están innovándose con procedimientos nuevos para preparar la tradicional chuta.

Los reconocimientos son algo que enorgullece a Martín Quispe pues es el fruto de su fe a Dios y el trabajo duro de su familia, siendo en lo nacional ganador en una ocasión del Festival Tanta Raymi en Oropesa (por la chuta de chocolate y el Chutatón), en Lima también fue reconocido, además a nivel internacional en Francia donde su producto ha sido agradecido por su calidad.

Martín nos reitera que Dios le da fuerzas y motivos para mejorar cada día la industria del pan, siempre uniendo criterios como lo fue el crear la chuta de chocolate que tiene once años de creación, sugiriendo a sus colegas panaderos a mejorar lo que hacen ya que son los usuarios quienes deciden si esta rico o no.

Al consultar si era su sueño de niño ser panadero, Martín nos cuenta que se considera un artista con el pan, así como lo hace con los marqueses de Oropesa donde es el líder de la agrupación que le ha dado muchos éxitos y le pone pasión, esa misma que día a día aposta en cada amasado y producto final que es del agrado de “sus amigos” como les llama a sus clientes que vienen hasta su panificadora para comprar las chutas.

La música es parte de Martín Quispe quien se reconoce un hombre de fe. Foto: Luis Castillo.

Al ritmo de los marqueses de Oropesa

Cuando le consulto sobre el éxito de los marqueses de Oropesa, Martín sonríe y nos agradece la pregunta, respondiendo que son treinta dos años en el mercado donde el grupo se ha mantenido sólido todo este tiempo, esto le ha permitido unir la música y llevando la chuta por Israel, Palestina, Jordania, Río de Janeiro, Francia, España, México y otros lugares donde ha podido hacer degustar su producto a nivel internacional.

El” éxito” de los marqueses ha podido permitir fundar la panificadora con el nombre del grupo y que tiene un detalle curioso que no tiene un letrero hacia la carretera pero que no ha impedido que su producto sea el más vendido. Quispe espera que todo el triunfo conseguido sea continuado por sus descendientes para que no muera, por ello agradecen todas las bendiciones que Dios le ha dado con uno de los “hits” de la agrupación que sería a la salida de Oropesa, un tema que hace bailar a todos.

También nos cuenta que en la música sus hijos componen, cantan y tocan instrumentos lo cual lo pone feliz porque sabe que sus vástagos quieren que los marqueses sigan por ese camino labrado desde su fundación y los éxitos que tienen en cada presentación, agradeciendo a Dios porque se considera un hombre de fe junto a su familia.

Al preguntarle a Martín Quispe Molinedo en una sola palabra los aspectos principales de su vida el nos cuenta que el pan chuto es lo más rico que hay, la wawa lo más delicioso que hay, los marqueses de Oropesa bailable, su familia es amor, la panificadora el éxito, siendo él un andante del arte.