En corto

Fernando de la Flor

Columnista y abogado. Fue Secretario General de la Presidencia de la República y Embajador del Perú ante la OEA.


2022 (Ya Fue) 2023 (Ya Viene)

Escribe: Fernando de la Flor Arbulú *

El mundo termina el año 2022 con acontecimientos desgraciados y alentadores, como es usual: aquellos que suscitan lágrimas de dolor y emoción, porque llorar puede expresar ambos sentimientos. Un ejemplo de lo primero es la invasión de Rusia a Ucrania. La abusiva e intransigente actitud de Putin convoca rabia y lamento: que haya muertos inocentes siempre subleva, y más todavía si es que empieza a manipularse la idea de una catástrofe nuclear que afectaría a toda la humanidad. Solo porque, para sorpresa de los rusos, el pueblo ucraniano está dispuesto a resistir y vencer.

De otro lado, un fenómeno que pudiese representar el aliento es haber superado la pandemia de la Covid-19:  haber sido capaces, como especie humana, de crear una vacuna en tiempo record para impedir que la enfermedad siga produciendo más muertes, no es solamente conmovedor sino estimulante. Finalmente, acredita que, así como los rusos con sus actos de guerra ponen fin a la vida, las vacunas contra el coronavirus la salvan, evitando la muerte.

Lo que ha sucedido en el Perú durante el 2022 es, también, una combinación de esos extraños sentimientos de pena y atisbos de esperanza. Para sorpresa de todos, el año concluyó con un presidente de la República que, en pocas horas, por su propia decisión, se convirtió en exmandatario y de Palacio de Gobierno terminó en la cárcel. Pedro Castillo, en su más diáfana torpeza, demostrando su ahora indiscutible incapacidad, puso fin al que probablemente haya sido el más desastroso gobierno del cual se tenga memoria. Y no se trata de comparar niveles de inflación, grados de corrupción, número de fallecidos; porque en quince meses es difícil superar lo que otros gobiernos hicieron en varios años; no, se trata simplemente de haber confirmado el daño que puede ocasionarle a un país la ignorancia de alguien que había recibido el mandato de dirigirlo. Que el mismo Pedro Castillo haya terminado su lamentable gobierno de la forma en que él personalmente lo hizo es la mejor demostración.

Así se fue el año 2022. Lo que vendrá durante el 2023 será –así se espera- distinto: conscientes de la naturaleza humana, la guerra de Rusia contra Ucrania, razonablemente, habrá de terminar. Y es probable que con Putin sin vida. La resistencia de los ucranianos y el apoyo de los aliados de Occidente, hacen presumir un desenlace en el que las cosas volverán a la normalidad y la amenaza de una conflagración nuclear quedará disipada con la eliminación de Putin de este mundo.

Y en el Perú, ha empezado una nueva etapa: Pedro Castillo seguirá donde está, en la cárcel, procesado por violar el orden constitucional y por los actos de corrupción cometidos desde que asumió el poder, y Dina Boluarte seguirá ejerciendo el gobierno de transición hasta que en el proceso electoral a celebrarse se elija una nueva administración.

Ni lo previsto en el conflicto ruso ucraniano, ni lo advertido en el Perú son actos de adivinanza: es el mínimo sentido común humano.

*Abogado y fundador del original Foro Democrático.