El chef argentino Pedro Bargero fue el segundo invitado de Andrés Orellana en Corrientes, un ciclo gastronómico organizado por el restaurante La Niña en Lima. Inspirado en los mares y ríos de América Latina, este proyecto busca crear espacios de encuentro entre cocineros que comparten una visión contemporánea, comprometida e innovadora de la cocina del continente.
Con tan solo 35 años, Bargero se ha consolidado como una de las figuras clave de la nueva gastronomía argentina. Su cocina, de marcada identidad, combina técnicas de alta cocina con un profundo respeto por los ingredientes locales y de temporada. Su paso por cocinas de prestigio como Mirazur (Francia, tres estrellas Michelin) y su liderazgo como chef ejecutivo en Chila, lo han convertido en un referente de la escena culinaria regional.
Actualmente está al frente de Costa 7070, un restaurante ubicado en la Avenida Costanera Rafael Obligado 7070, en Buenos Aires. Con capacidad para 400 comensales y una propuesta que celebra los sabores del Atlántico Sur, el restaurante lleva como lema “Del Río de la Plata al Mediterráneo”, reflejando su enfoque marino, multicultural y creativo.

Una cena que une territorios
El pasado 15 de abril de 2025, Bargero cocinó junto a Andrés Orellana en la segunda edición de Corrientes. En una cena íntima y altamente curada, ofrecieron un menú degustación de seis pasos, diseñado para explorar la riqueza del mar, los cruces culturales y la sensibilidad de una cocina en constante evolución.
Del menú de la cena destacaron. el ceviche de frutas, frutos y algas, una reinterpretación vibrante del clásico peruano, donde frutas tropicales, semillas crocantes y algas marinas se combinan en un equilibrio ácido y refrescante.
Los Minisorrentinos con bagna cauda de ajo negro y jamón de bonito, una pasta rellena de textura suave, acompañada por una emulsión intensa y umami, que mezcla técnicas italianas con ingredientes del mar.
Tarta de chocolate y demi de pescado fue un cierre provocador, el dulzor profundo del chocolate se equilibra con un demi-glace marino, en un postre que desafía preconcepciones.

Conversar, dudar, cocinar
Durante una conversación previa a la cena, me atreví a preguntarle a Pedro por qué, si su enfoque era marino, recurría a técnicas asociadas históricamente a la carne. Su respuesta no fue una defensa, sino una reflexión. Innovar —coincidimos— es también exponerse a la duda y al rechazo. La cocina es una forma de expresión, pero también un negocio: los paladares suelen aferrarse a lo familiar, y todo cambio exige sensibilidad y tiempo.
Lo más valioso fue presenciar cómo el chef, entre pruebas y ajustes, afinaba los últimos detalles del menú. Su concentración, su apertura a la crítica y la pasión con la que habla de lo que hace, son el reflejo de una vocación en movimiento. Bargero no cocina desde el ego, sino desde la construcción colectiva, con respeto por su equipo, por los productores, por el mar.
Una nueva generación sin miedo
La colaboración entre Costa 7070 y La Niña puso en evidencia el valor de la cocina como puente. Corrientes no es solo un ciclo de cenas: es una declaración de principios. Pedro Bargero y Andrés Orellana representan a una nueva generación de cocineros latinoamericanos que no temen cuestionar, experimentar y crear. Respetan profundamente cada eslabón de la cadena productiva, y entienden que el acto de cocinar es también un acto de escucha y comunidad.
Así va tomando forma Corrientes, con una línea clara: cocineros con visión, honestidad y compromiso. Y quienes tenemos la fortuna de asistir, salimos no solo alimentados, sino inspirados.