Un punto de quiebre vino con la gestión de Pedro Castillo, recuerda Álex Salas, director de Maestrías y Programas de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico. “La tendencia contra la meritocracia viene de hace unos 10 años y es global”, explica. Pero con Castillo hubo un desacoplamiento bien drástico nunca antes visto. Los cargos técnicos ocupados por profesionales con trayectoria fueron cambiados para poner a personas cercanas del partido. Es bien probable que Castillo ni siquiera supiera lo que significaba, pues su abogado contó como él no entendía la diferencia entre los ministerios de Defensa e Interior”. Destaca el repetido fracaso para comprar urea como un ejemplo del efecto que los cambios podían tener.
“Sin hacer mucho”, compara, “el gobierno actual al menos frenó esa tendencia”.
Recientes crisis que deberían servir para reencausar el barco. La gestión pública peruana enfrenta retos estructurales que requieren líderes capaces de manejar equipos, mantener la motivación en entornos rígidos y adaptarse a la era digital. Salas explica que un buen gestor debe combinar habilidades estratégicas con una visión de servicio.
LAS CLAVES DE UN BUEN GESTOR PÚBLICO
A diferencia del sector privado, donde el desempeño se premia con bonos y ascensos, en el Estado los salarios son fijos y las promociones dependen de procesos burocráticos. “Un buen gestor público debe saber motivar sin incentivos económicos y transmitir una visión de crecimiento”, explica Salas.
Otro problema estructural es la dificultad para despedir personal de bajo rendimiento. En el régimen 276, por ejemplo, documentar el despido de un funcionario puede tardar años, lo que genera una burocracia ineficiente y envejecida. “Muchas entidades simplemente toleran la inacción porque el costo de despido es demasiado alto”, advierte el especialista.
Inteligencia Artificial Como Solución
Además, la IA puede reducir la corrupción, al eliminar la discrecionalidad en trámites administrativos. “Muchas decisiones humanas pueden ser reemplazadas por inteligencia artificial, reduciendo el riesgo de prácticas corruptas”, sostiene Salas. Sin embargo, advierte que la digitalización también puede generar una reconfiguración masiva del empleo público, obligando al Estado a redefinir muchas funciones.
Ante estas limitaciones, la automatización y la IA emergen como herramientas clave. “Si tienes un empleado que no hace nada, puedes probar con un sistema automatizado sin perder nada”, comenta Salas. La IA permite optimizar procesos, descentralizar capacidades y reducir el tiempo de respuesta del Estado, beneficiando especialmente a regiones fuera de Lima en las que, subraya, la prohibición de reelección de autoridades ha hecho todo mucho más difícil. “Es de lo peor que nos ha pasado”, asegura.
LA FORMACIÓN EN LA UNIVERSIDAD DEL PACÍFICO
Para preparar a los nuevos gestores públicos, la Universidad del Pacífico ofrece formación en tres niveles:
1. Cursos especializados en materias como derecho medioambiental, finanzas sostenibles y gestión de proyectos.
2. Programas in-house, diseñados para capacitar a funcionarios según las necesidades de sus instituciones.
3. Maestrías en Gestión Pública, que combinan módulos sobre sistemas administrativos y liderazgo estratégico.
“El objetivo es formar gestores capaces de implementar cambios, manejar equipos y aprovechar las herramientas tecnológicas”, concluye Salas.
Con el auge de la inteligencia artificial y la modernización del Estado, el reto ya no es solo actualizar procesos, sino redefinir la gestión pública desde su base. La pregunta es: ¿está el sector público listo para esta transformación?
