Por: EDUARDO BRUCE MONTES DE OCA*
EXPECTATIVAS Y LÍMITES DE UN GOBIERNO CORTO
Al cierre de esta edición una encuesta de aceptación ciudadana del presidente Jerí, arroja un 56 %. No debería llamar a sorpresa esa aceptación la que es natural al inicio de un nuevo gobierno. Pero con el tiempo viene un desencanto que suele tener una pendiente muy pronunciada, y lo más probable es que los guarismos que vengan no lo favorezcan.
Las expectativas son altas, especialmente en materia de seguridad ciudadana. No podrá satisfacerlas. Pero este no es un gobierno llamado a resolver los grandes problemas del país, ni siquiera los más visibles. No tiene tiempo, ni legitimidad, ni recursos suficientes para ejecutar semejante desafío.
De Jerí sí puede esperarse algo más importante: que conduzca una transición democrática transparente y eficaz, dejando como legado una hoja de ruta, como lo hizo Valentín Paniagua en 2001. El reto no es arreglar el país, sino dejarlo listo para recomenzar.
SEGURIDAD CIUDADANA: APAGAR INCENDIOS, NO PROMETER MILAGROS
Jerí no podrá resolver el problema de la seguridad ciudadana. Es demasiado grande y complejo. En siete meses, nadie lo lograría. Fue un error presentarse como si la seguridad fuera la tarea central de su gobierno, prometiendo lo imposible. La prensa ya muestra desencanto: los asesinatos y extorsiones continúan, la violencia no cede.
Qué sí puede hacer: visibilizar la magnitud real del problema, identificar responsables públicos, privados y criminales, y construir una hoja de ruta consensuada con sectores relevantes, que sirva de base para el próximo gobierno.
Debe apagar los incendios que pueda, pero también reconocer que no podrá extinguirlos todos. Esa honestidad, en este contexto, es su mejor arma política. No se trata de resolverlo todo, sino de dejar claro qué está roto y por qué.
REPARAR EL LABERINTO LEGAL HEREDADO
Tampoco debe temer presentarse como el encargado de desandar las atrocidades legislativas y ejecutivas de los últimos años. Si convierte la transparencia en su principal bandera, no necesita prometer soluciones milagrosas: basta con exponer los problemas y avanzar hasta donde se pueda.
El país está atrapado en un desbarajuste normativo: leyes antitécnicas, pro-crimen y clientelistas, producto del pacto mafioso entre un Congreso clientelar y un Ejecutivo capturado por poderes fácticos.
Jerí debe mostrar con transparencia cuáles son esas distorsiones legislativas y hacer todo lo posible por desmontarlas. Lo que no logre corregir, debe quedar claramente identificado como tarea para el siguiente gobierno.
JUSTICIA: SIN ÁRBITROS NO HAY REPÚBLICA
Junto con la seguridad ciudadana, la justicia es uno de los problemas más serios del país. Los organismos constitucionalmente autónomos están en guerra fratricida, perforados por intereses oscuros, mientras la sociedad pierde confianza en sus árbitros.
Se habla de reformas desde adentro y desde afuera, pero este gobierno no tiene tiempo ni legitimidad para reformar, pero sí para diagnosticar. Debe convocar a las autoridades y a la sociedad civil para elaborar un informe serio, objetivo y transparente, con la opinión de todas las voces autorizadas.
El conflicto político se ha trasladado al sistema judicial: mientras la derecha presiona y la izquierda desconfía, la justicia se convierte en botín. El resultado: amnistías que no se acatan, protestas criminalizadas y regiones que no encuentran amparo.
Jerí puede dejar un legado si pone el tema sobre la mesa y promueve un debate equilibrado que el siguiente gobierno pueda continuar.
LA DISCIPLINA FISCAL: DEJAR CUENTAS CLARAS
La ministra de Economía ha emitido normas orientadas a recuperar la disciplina fiscal. Es positivo, pero insuficiente: no hay tiempo para reinstalar la responsabilidad en el gasto público.
Lo prioritario es visibilizar las causas del descontrol, identificar los focos de despilfarro y dejar la tarea ordenada para el nuevo gobierno. En el mismo sentido, Jerí debe transparentar el presupuesto heredado: decir qué partidas deben modificarse y por qué. En un país donde la opacidad es la norma, esa claridad sería revolucionaria.
HACIA UNAS ELECCIONES LIMPIAS Y TRANSPARENTES
Jerí debe garantizar un proceso electoral limpio, competitivo y sin interferencias. Su papel no es solo financiar a los organismos electorales, sino proteger su independencia.
Las leyes actuales tienen graves falencias, muchas creadas por el Congreso para asegurar la reelección de sus miembros. Debe denunciarlas sin ambigüedades: el país necesita saber cómo se ha manipulado la ley electoral y quién se beneficia de ello. El primer paso hacia elecciones limpias es un gobierno que no tema decir la verdad.
RECONCILIACIÓN POLÍTICA Y REFORMA INSTITUCIONAL
Existen mecanismos inmediatos para abrir espacios de diálogo entre los diversos actores sociales y políticos. El reconocimiento del grado de descomposición democrática y la apertura de canales genuinos de conversación serían gestos de madurez institucional.
Si Jerí critica el status quo y, al mismo tiempo, propone espacios de consenso, puede dejar al país con una agenda de reconstrucción política. Eso ya sería un logro histórico.
Conclusión
No se le pide a Jerí que salve al Perú, sino que lo prepare para salvarse solo. Si cumple esta agenda mínima –transparencia, diagnóstico, orden y transición–, habrá hecho más que sus antecesores. Y entonces sí podrá decir que, aunque breve, su gobierno tuvo sentido.
(*) El autor representa la Movement Health Foundation en el Perú