En un momento de reacomodo global, Alemania redefine su lugar en el mundo. La guerra en Ucrania ha devuelto a Europa una sensación de vulnerabilidad que parecía superada, y la transición energética se convirtió en una urgencia económica y moral. Mientras tanto, el ascenso de fuerzas populistas y euroescépticas desafía los consensos que, durante décadas, sostuvieron la estabilidad del continente. En ese contexto, Berlín busca reforzar alianzas estratégicas más allá de sus fronteras inmediatas, y América Latina –con sus recursos naturales, su estabilidad democrática relativa y su peso en la agenda climática.
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