El gobierno de transición encabezado por el presidente José Jerí Oré ha prometido una guerra abierta contra la inseguridad ciudadana. Su urgencia: arrancar de raíz la red de extorsiones que en pocos meses mueve tanto dinero como las grandes economías ilegales del país –narcotráfico, trata de personas y minería ilegal–, un tumor que crece minuto a minuto y cobra vidas desde choferes de transporte público hasta comerciantes de a pie. En sus primeros días, Jerí juramentó un gabinete que llamó de transición y reconciliación nacional, presidido por Ernesto Álvarez Miranda y con un hombre clave en la primera línea: Vicente Tiburcio Orbezo, nuevo ministro del Interior. Exintegrante del GEIN y símbolo de mano firme, Tiburcio ha prometido “limpiar la casa policial” en un momento en que la corrupción ya no se oculta: la viste el uniforme, la protege la norma y la encubre el miedo.
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