El viernes 20 de septiembre, el Gran Teatro del Parque de la Amistad se llenó para celebrar un cuarto de siglo de una de las bandas más consistentes del rock peruano. Rafo Ráez & Los Paranoias no solo conmemoraron su aniversario, sino que demostraron por qué siguen siendo relevantes después de tantos años. Eduardo Cisneros acompañó como siempre al líder de la banda, pero esta vez sumaron a la pianista Gisela Pérez Ruibal, quien aportó matices elegantes a la propuesta rockera del grupo. El resultado fue un show que logró ese difícil equilibrio entre potencia y sofisticación. El setlist recorrió lo mejor de su discografía como “Suicida de 16”, “Camisa” y “La reina pastrula”. Entre el público se mezclaban fans de la primera hora –esos que crecieron con las canciones de Ráez– y jóvenes que recién descubren su música. Lo que más llamó la atención fue la energía. Lejos de ser un concierto nostálgico de “greatest hits”, la banda sonó fresca, como si estuviera tocando estas canciones por primera vez. Ráez, a sus 57 años, sigue transmitiendo esa urgencia que caracterizó sus primeros discos. Al final, los 25 años de Los Paranoias se sintieron menos como una celebración del pasado y más como una promesa de que aún queda música por hacer.
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