En septiembre de 1992, cinco meses después del autogolpe de Fujimori y mientras se cocinaba una ley electoral hecha a la medida del régimen, la Dincote logró el golpe más decisivo contra Sendero Luminoso: la captura de Abimael Guzmán en Surquillo. Fue un triunfo político inmediato para el gobierno, pero alcanzado con años de paciente inteligencia policial, métodos democráticos y clásicos de investigación. La paradoja: la democracia vencía al terrorismo justo cuando el poder se inclinaba hacia el autoritarismo.
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