Creado en 2017, Monocromo nació como un proyecto de curaduría que reúne piezas de distintas culturas y tradiciones en un mismo lenguaje visual. Tras dos años recorriendo países y seleccionando objetos, el interiorista presentó la reapertura de su espacio en San Isidro, concebido como una casa abierta donde los visitantes pueden conectar con cada detalle. “Queremos que la gente venga, sienta, disfrute y pueda visualizarse tranquilamente en un espacio”, explica. La propuesta reúne muebles, luminarias, cerámicas y textiles provenientes de Dinamarca, Vietnam, India, China, Indonesia y otros destinos. “Son piezas escogidas una por una; algunas hechas totalmente a mano, con procesos artesanales y tinturas naturales”, detalla. Además de traer objetos de distintos rincones del mundo, Ro incluye trabajos de artistas peruanos, integrando la producción local a su propuesta global. Monocromo busca ser una experiencia. El espacio invita a detenerse, recorrerlo con calma y descubrir cómo materiales, colores y culturas dialogan entre sí. “Esto es un universo. Todo convive, todo pertenece”, concluye.
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