HUAYCO DE CENTRO
La sorpresa de las elecciones bolivianas la dio Rodrigo Paz, hijo del histórico presidente Víctor Paz Estenssoro. Contra todo pronóstico, logró imponerse en la primera vuelta y dejó fuera de carrera al acaudalado empresario Samuel Doria Medina, que venía trabajando su candidatura desde hace años. Paz, de origen en el MIR y con un discurso centrista con tintes de centroizquierda, consiguió capturar el voto que antes se volcaba al MAS. Lo suyo fue un auténtico aluvión electoral: se llevó la mayoría del electorado que alguna vez respaldó al evismo, huérfano tras el colapso de ese proyecto. El otro finalista, el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga, se mantiene como la opción más liberal del espectro político boliviano. Su discurso de reformas profundas –apertura comercial, privatizaciones, recorte del Estado– lo coloca claramente a la derecha de Paz. Pero ahora, con Doria fuera de la contienda, el panorama se complica para Quiroga. Doria ya anunció su apoyo explícito a Paz y ha señalado que resulta “prácticamente imposible” que Quiroga logre imponerse en el balotaje. En sus palabras: la aritmética política no le alcanza frente a la confluencia del centro y la izquierda moderada. Es una lectura útil para la política peruana. Mientras allá la ciudadanía desplazó al viejo establishment de izquierda y se volcó a una opción centrista, en el Perú lo que se observa es una sobrecarga por el lado derecho del tablero. La experiencia boliviana demuestra que la polarización puede quebrarse si emerge una opción de centro con capacidad de recoger los votos huérfanos.
Suscríbase al contenido
Esto es material premium. Suscríbete para leer el artículo completo.