En todas las épocas, la belleza ha sido un reflejo del tiempo. A veces más indulgente, otras veces despiadada, pero nunca neutral. Lo que se considera bello hoy pudo ser motivo de escándalo ayer y, en ese vaivén, los cuerpos y rostros han tenido que adaptarse al juicio de la moda, la cultura y, muchas veces, del poder masculino. Lejos de ser una categoría inmutable, la belleza estética es una construcción social que ha variado con los siglos.
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