El 17 de mayo de 1980, en vísperas de las elecciones generales que pondrían fin a doce años de dictadura militar, un grupo de desconocidos prendió fuego a las ánforas en la comunidad de Chuschi, en la provincia ayacuchana de Cangallo. Ese hecho simbólico, casi anecdótico para la prensa nacional del momento, fue el punto de partida de dos décadas de violencia política que dejarían más de 69 000 muertos en el Perú.
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