La carrera por la presidencia de 2026 ha comenzado con un paisaje político inestable, y la derecha peruana no es la excepción. Más bien, es un campo en plena combustión, donde el ruido de los discursos y las promesas empieza a dar paso a rencillas internas, candidaturas tambaleantes y partidos que funcionan más como franquicias que como estructuras políticas reales.
Suscríbase al contenido
Esto es material premium. Suscríbete para leer el artículo completo.