Caminar no solo nos mantiene en forma, a menudo, las mejores ideas se presentan mientras apuramos el paso. Tan es así que, en la antigua Grecia, Aristóteles paseaba para despertar el intelecto y siglos después el filósofo alemán Nietzsche decía que permanecer sentado, sin moverse era un pecado contra el Espiritu Santo, y que los pensamientos más valiosos surgen mientras caminamos.
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