Fugas, armas y wifi clandestino evidencian el colapso del sistema penitenciario peruano, donde casi 100 mil internos se hacinan en cárceles con capacidad para menos de la mitad. En medio del caos, el Megapenal de Ica, paralizado desde 2020, simboliza la desidia estatal: su costo ya supera los S/ 700 millones, pero el presupuesto actual apenas alcanza para trámites. Mientras tanto, el Gobierno apuesta por privatizar el control penitenciario y el Congreso lanza propuestas radicales como trasladar reos al extranjero. La solución parece tan incierta como el futuro de la infraestructura carcelaria en el país.
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