Por Ion Jauregui, analista de ActivTrades.
En los últimos años, Solaria Energía y Medio Ambiente se ha convertido en una de las compañías más llamativas del Ibex 35. Fundada en España y centrada en la generación de energía solar, la empresa ha pasado de ser una promesa de las renovables a consolidarse como un actor con peso propio en el mercado.
El primer semestre de 2025 confirma esa evolución: Solaria obtuvo un beneficio neto de 82 millones de euros, casi el doble que el año pasado. Los ingresos crecieron un 59% hasta los 155 millones y el EBITDA —la medida de rentabilidad operativa— subió un 66%. Parte del impulso vino de la operación con Stonepeak en su filial Generia Land, que aportó caja y confianza en su estrategia.
Más que paneles solares
Aunque su corazón está en la energía fotovoltaica, Solaria ha comenzado a diversificar su negocio: desarrolla proyectos que combinan paneles solares con baterías, suma proyectos eólicos y se ha lanzado al terreno de los centros de datos, que requieren un suministro eléctrico estable y creciente.
En España ya tiene asegurada capacidad de conexión de 1,2 GW para data centers, y ha solicitado más en otros mercados europeos como Italia, Alemania y Reino Unido. Además, está en plena expansión con nuevos complejos solares: Garoña (710 MW), Cataluña (200 MW), Peralveche (150 MW) y Tucana (45 MW).
El objetivo de la compañía es cerrar 2025 con un EBITDA entre 245 y 255 millones de euros, cifra que consolidaría su posición como una de las renovables con mayor crecimiento del mercado español.
¿Qué pasa con la acción?
En bolsa, Solaria ha sido protagonista de una auténtica montaña rusa. Entre abril y agosto, sus acciones se dispararon de 6 a más de 14 euros, pero después llegó una corrección que la llevó a los 10 euros. En los últimos días se ha estabilizado alrededor de 11,30 euros, dejando la pregunta en el aire: ¿estamos ante un respiro antes de seguir subiendo o el inicio de un enfriamiento?
Una historia por seguir
Solaria refleja dos cosas a la vez: la confianza en el futuro de las renovables y la volatilidad de un sector todavía en construcción. Sus cifras financieras y su apuesta por diversificar le dan fuerza, pero su comportamiento bursátil recuerda que ningún crecimiento es lineal.
Por eso, el mercado sigue de cerca cada movimiento: Solaria es al mismo tiempo una señal de cómo avanza la transición energética y un termómetro de la paciencia de los inversores.