El sector energético global atraviesa una etapa de transformación compleja. Las grandes petroleras enfrentan el reto de mantener su rentabilidad en un contexto dominado por la presión regulatoria, la transición energética y la volatilidad del precio del crudo. Mientras ExxonMobil, Chevron, BP y TotalEnergies buscan un equilibrio entre inversiones en renovables y combustibles fósiles, Shell ha seguido un camino diferente, reafirmando su apuesta por las fuentes tradicionales y destacando por su capacidad de resistencia en un mercado cada vez más competitivo.
Las estrategias divergentes de las grandes petroleras
En los últimos años, las mayores compañías del sector han tomado rumbos distintos frente a la transición energética.
ExxonMobil y Chevron, amparadas por un entorno regulatorio más laxo en EE. UU., mantienen estructuras centradas en la exploración y producción de hidrocarburos, con menores costos operativos. Por su parte, BP y TotalEnergies avanzan en diversificación hacia la energía solar, eólica y los biocombustibles, aunque con retornos aún modestos.
En Europa, las metas de descarbonización han obligado a priorizar proyectos de retorno rápido y bajo riesgo, mientras los márgenes de ganancia se comprimen por un precio del barril en mínimos de cuatro años. El desafío: administrar el capital con eficiencia y redefinir las carteras de activos en un escenario incierto.
Shell: pragmatismo rentable
Bajo la conducción de Wael Sawan, Shell plc ha optado por una estrategia contracorriente: fortalecer su posición en gas natural licuado (GNL) y otras actividades tradicionales, reduciendo su exposición a proyectos renovables de baja rentabilidad En los primeros nueve meses de 2025, el flujo de caja libre consolidado cayó de 31.000 a 22.000 millones de dólares, reflejando el impacto de los precios del crudo pese a mantener una producción estable de 2,7 millones de barriles equivalentes diarios. La deuda neta subió de 35.000 a 41.000 millones, en parte por el pago de 6.000 millones en dividendos y 10.000 millones en recompra de acciones.
Por divisiones:
Exploración y producción: 8.600 millones USD en flujo de caja.
Gas: 6.600 millones USD.
Trading energético: 5.200 millones USD.
Químicos: 1.600 millones USD.
Renovables: pérdida de 500 millones USD.
Shell anunció además el abandono de su proyecto de biocombustibles en Róterdam y continúa reduciendo su negocio químico, concentrándose en áreas de mayor margen. La acción se negocia con un múltiplo inferior a 10 veces su flujo de caja, lo que supone un descuento notable frente a TotalEnergies y las petroleras estadounidenses.
Análisis técnico: estructura estable y sesgo alcista moderado
En el plano técnico, Shell (AT:SHELL.NE / SHELL.UK) intenta consolidar por encima de los máximos del primer semestre de 2025. El precio se mantiene sobre los 33,35 euros, ligeramente por encima de la media móvil de 50 días. El punto de control (POC) se sitúa en 30,75 euros, área de mayor volumen negociado desde enero. Una pérdida de este soporte abriría espacio hacia esa zona, coincidente con el último impulso relevante. El RSI muestra una corrección hacia terreno neutral, mientras el MACD conserva un sesgo alcista pero con menor volumen, lo que sugiere agotamiento de tendencia y posible fase de lateralización. El ActivTrades Europe Market Pulse también refleja equilibrio en el riesgo, anticipando una semana de movimientos acotados.
Aun así, la secuencia de máximos y mínimos crecientes en el gráfico semanal mantiene un sesgo constructivo a largo plazo, siempre que Shell conserve su fortaleza en flujo de caja y retorno sobre el capital.
Conclusión
La estrategia de Shell, guiada por el pragmatismo y la rentabilidad real, desafía la narrativa verde dominante.
En un mercado energético fragmentado, la compañía logra generar valor incluso en ciclos bajistas, manteniendo la confianza de sus accionistas y consolidando su lugar entre las petroleras más sólidas del mundo.
Ion Jauregui – analista de ActivTrades.
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