Leyes que espantan

Dieciséis feriados al año, veintiocho tipos de licencias de trabajo entre los beneficios laborales que el Perú ofrece, a diferencia de otros países de la región.
Un andamiaje de leyes dispersas y desarticuladas que termina por sofocar las inversiones.

El escenario laboral peruano tiene desproporciones épicas. Aunque actualmente no hay una sola ley que agrupe todos los dispositivos normativos (sino que las leyes se encuentran dispersas y desarticuladas) lo real es que estas, a pesar de perseguir un fin noble, terminan sofocando las inversiones.

Perú —al igual que Brasil y Cuba— posee la mayor cantidad de vacaciones de la región, con treinta (30) días pagados al año. Dista mucho, por ejemplo, de países como México, donde el máximo de vacaciones con goce de haber es de solo seis días por año. Mientras que en Ecuador, Chile y Colombia los códigos nacionales establecen quince (15) días pagados por cada año de trabajo.

Asimismo, nuestro país tiene un total de 28 tipos de licencias remuneradas. Estas van desde licencia para exámenes preventivos, por lactancia, por citaciones, por capacitaciones, por motivos particulares, por desempeñar un cargo cívico, por representación sindical, entre otras. En contraste, países como Estados Unidos regulan minuciosamente la licencia por enfermedad a nivel federal, dejando un amplio margen de dependencia a las políticas de la empresa.

“Materialmente ¿a cuantos beneficia eso? Solo al número de personas que trabajan en la formalidad. Nosotros somos un país que labora en lo informal. Todos estos beneficios únicamente benefician a veinticinco personas por cada 100, es decir, a los que están en planilla” sostiene Daniel Paniura, especialista en derecho laboral.

Si bien en el Perú no existe seguro por desempleo, cuenta con un monto que se abona con el mismo fin: la CTS. El empleador debe depositar un sueldo extra al año, que podrá ser cobrado cuando el trabajador deje de laborar. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), sólo nueve países de la región mantienen este beneficio. Y en países como Chile y la propia Argentina, la CTS no alcanza a ascender a un sueldo por año, mientras que en el Perú tanto las micro y pequeñas empresas están obligadas a pagarlo.

En Estados Unidos el sueldo mínimo varía dependiendo de cada estado (o región), a diferencia de nuestro país, donde el sueldo mínimo es el común denominador que prevalece en regiones pobres y ricas, así como ante sólidos empresarios y pequeños agricultores. El salario mínimo se ha incrementado de manera progresiva durante la última década, siendo dada la última modificación en mayo del 2022, que fijó un mínimo de S/ 1025 soles mensuales.

Aunque el Perú es un país sujeto a estándares internacionales en materia laboral, la ampliación de beneficios principalmente han partido de iniciativas legislativas del Congreso, dando la espalda al progreso económico real.

Detrás del disfraz de la “benevolencia estatal” lo real es que los empleadores dejan de incorporar a sus trabajadores en planilla y “lo que hacen es recurrir a ‘estrategias legales’ para que no todo sea remunerativo y así poder reducir los costos”, agrega el experto. Según un estudio publicado en 2018 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en América Latina y el Caribe hay unos 140 millones de trabajadores sin contrato formal de un total de 263 millones.

Como se recuerda, la Comisión de Trabajo y Seguridad Social del Congreso, desde el 2016 ha sido presidida por partidos de izquierda como el Frente Amplio, Nuevo Perú y Bloque Magisterial. En dicho periodo se aprobaron regímenes laborales especiales en el sector privado, fondos complementarios de jubilación, retiros de AFP, nuevos días de feriado, entre otros.

Precisamente sobre ese punto, el último feriado incorporado es el del próximo 23 de julio, en honor a José Abelardo Quiñones, héroe de la FAP. Suman ya dieciséis los feriados de alcance nacional en los que nadie debe ir a trabajar.