Dirk Friczewsky, ActivTrades.
Invertir en acciones estadounidenses no es solo una apuesta por el desempeño de empresas como Apple, Microsoft o Tesla. Para cualquier inversionista fuera de EE.UU., especialmente en Europa o América Latina, implica también una exposición directa al dólar, lo que introduce un riesgo cambiario significativo. Y este 2025 ha sido una lección clara al respecto.
El tipo de cambio EUR/USD —el más operado del mundo— ha registrado una fuerte apreciación del euro frente al dólar: desde un mínimo de 1,0177 el 13 de enero hasta superar los 1,1570 en abril. Un salto de 1.400 puntos base (o 14 centavos) que ha generado pérdidas cambiarias notables en portafolios con activos denominados en dólares. En otras palabras, la rentabilidad de muchas acciones estadounidenses ha sido anulada o reducida por el efecto de la divisa.
La única forma de contrarrestar este impacto sería aplicar una cobertura cambiaria (hedge), una práctica no tan común entre pequeños y medianos inversionistas. Alternativamente, algunos gestores evalúan migrar hacia activos en euros para reducir la exposición, aunque eso conlleva renunciar a muchas de las oportunidades que aún ofrece el mercado norteamericano.
El FMI eleva el tono: recortar el déficit o enfrentar consecuencias
En paralelo al impacto en portafolios globales, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha encendido las alarmas sobre la situación fiscal de Estados Unidos. Según un informe reciente citado por el Financial Times, un alto funcionario del organismo advirtió que Washington debe actuar con urgencia para reducir su déficit presupuestario y controlar el crecimiento acelerado de su deuda pública.
Los planes fiscales de la administración Trump —particularmente los nuevos recortes de impuestos— podrían incrementar la deuda nacional en varios billones de dólares adicionales, sin mecanismos claros de compensación. Esto, sumado a una política comercial más agresiva, genera preocupación entre los organismos multilaterales y economistas globales.
“El aumento de aranceles y la confrontación con socios comerciales clave debilitan las perspectivas de crecimiento global”, señala el informe. Una visión compartida incluso por figuras como Warren Buffett, quien recientemente cuestionó la lógica de querer fomentar el crecimiento interno a costa de enemistarse con los principales socios comerciales de EE.UU.
Conclusión: entre advertencias institucionales y una creciente volatilidad cambiaria, el dólar deja de ser un refugio estable y se convierte en una variable clave que todo inversionista debe vigilar. Para las economías emergentes y para quienes invierten desde fuera de EE.UU., la geopolítica, la deuda y el tipo de cambio serán factores inseparables de cualquier decisión de cartera en lo que resta de 2025.
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