Dirk Friczewsky, analista de ActivTrades.
Al revisar las últimas décadas, la conclusión es inevitable: gran parte del ecosistema tecnológico actual depende de fabricantes estadounidenses. Sectores clave como hardware, software y semiconductores no se entienden sin Apple, Dell, Hewlett-Packard, Microsoft y compañía. Incluso en la industria de semiconductores y equipos asociados, así como en la tecnología de redes, la supremacía de Estados Unidos es evidente. Europa apenas puede mostrar un puñado de campeones de talla mundial como ASML (Países Bajos), Arm Holdings (Reino Unido) o Infineon Technologies (Alemania).
Del otro lado, los gigantes globales que marcan la pauta —Nvidia, AMD, Intel, Qualcomm, Cisco, Texas Instruments, Lam Research, KLA, Synopsys, Marvell, Applied Materials— son casi todos norteamericanos.
Inteligencia artificial: el gran salto
El campo de la inteligencia artificial separa con claridad a líderes de rezagados. EE.UU. y China dominan el tablero, mientras que Corea del Sur y Taiwán aportan actores relevantes. Europa, en cambio, corre desde atrás. Las inversiones, el talento y la capacidad de escalar soluciones de IA colocan a la región en un segundo plano.
La amenaza sobre el automóvil
Otro sector históricamente seguro para Europa, el automotriz, está bajo ataque. China cuenta con más de 100 marcas de autos eléctricos. Si apenas un 10% de ellas logra consolidarse, el impacto sobre la industria europea podría ser devastador. La movilidad eléctrica barajó de nuevo las cartas de la competencia global y, junto con ella, el dominio chino sobre las cadenas de suministro de baterías y minerales críticos. En términos de valor agregado, cada vez menos queda en manos de fabricantes europeos.
A ello se suman problemas estructurales propios: excesiva burocracia, altos costos laborales, elevada carga tributaria y rigideces institucionales que restan competitividad. Schutzzölle —aranceles defensivos— no bastarán para frenar el embate.
“Doble colonización”
Nicolas Dufourcq, director de la banca pública de inversión de Francia (Bpifrance, con activos bajo gestión de unos 100 mil millones de euros), lo resumió sin rodeos: Europa está siendo “doblemente colonizada”, por la industria china y por el sector tecnológico estadounidense.
La pregunta es si aún hay margen de maniobra. Algunos nichos —como la inteligencia artificial aplicada a procesos industriales— muestran que Europa conserva fortalezas. Pero esto es insuficiente: la región necesita una reinvención profunda, cortar viejos lastres y recuperar capacidad de innovación real si quiere seguir compitiendo.
Perspectiva para inversores
En este contexto, las oportunidades de trading no se limitan a Europa. Los principales activos de EE.UU. y China están disponibles en mercados globales, también a través de instrumentos derivados como los CFDs. Para los inversores, la diversificación hacia valores norteamericanos y asiáticos es más una necesidad que una opción.