Durante años, el comportamiento del oro y del dólar estadounidense ha sido una ecuación casi automática: cuando uno subía, el otro caía. Pero este lunes el mercado decidió romper sus propias reglas. Ambos activos avanzaron en la misma dirección, desafiando la correlación inversa que durante meses definió el pulso financiero global.
El oro se acercó nuevamente a su máximo histórico, impulsado no por el miedo —su combustible habitual—, sino por las expectativas de recortes de tasas de interés por parte de la Reserva Federal. Al mismo tiempo, el dólar se fortaleció frente al euro, el yen y la libra, recuperando terreno después de semanas de debilidad. Una combinación tan atípica como reveladora del momento económico.
Wall Street se acerca a nuevos récords
Mientras tanto, los índices de Nueva York volvieron a teñirse de verde. El S&P 500 subió un 1,07%, el Nasdaq Composite un 1,37%, y el Dow Jones un 1,12%, todos muy cerca de sus picos históricos.
El optimismo de la jornada se sustentó en dos frentes: la posibilidad de que el shutdown gubernamental termine esta semana —según anticipó Kevin Hassett, asesor económico de la Casa Blanca—, y los resultados positivos de la banca regional, que aliviaron los temores sobre la estabilidad del sistema financiero.
Además, la decisión de Donald Trump de eximir de aranceles a decenas de productos chinos, revelada por The Wall Street Journal, contribuyó al repunte de los sectores energético, financiero e industrial, mientras que los bienes de consumo básico quedaron rezagados.
Japón hace historia y el yen se debilita
En Asia, la atención se centró en Tokio. El Parlamento japonés se apresta a confirmar a Sanae Takaichi como la primera ministra en la historia del país, tras un acuerdo entre el Partido Liberal Democrático y el Partido de la Innovación Japonesa.
El yen cayó por tercera jornada consecutiva, hasta 151,10 unidades por dólar, reflejando la incertidumbre sobre la dirección económica del nuevo gobierno. Aun así, el miembro del consejo del Banco de Japón, Hajime Takata, adelantó que “ha llegado el momento de subir las tasas”, comentario que moderó parcialmente la depreciación.
Europa mira al oro mientras S&P castiga a Francia
En Europa, la jornada estuvo marcada por un golpe simbólico y financiero: S&P Global Ratings degradó la nota crediticia de Francia de AA- a A+, citando la inestabilidad política como riesgo para las reformas fiscales del gobierno de Emmanuel Macron.
La agencia advirtió que “la incertidumbre política afectará la inversión y el consumo privado, frenando el crecimiento”. El ministro de Economía, Roland Lescure, respondió con un llamado a la “responsabilidad colectiva” del gobierno y el Parlamento para reducir el déficit al 3% del PIB antes de 2029.
Mientras tanto, Moody’s y DBRS mantuvieron sus calificaciones con perspectiva estable, evitando un golpe mayor a los mercados de deuda soberana.
El metal brillante sigue al mando
El oro cerró el martes cerca de 4.340 dólares por onza, apenas por debajo del récord histórico del lunes. El avance refleja la transición del metal hacia un nuevo rol: no solo refugio ante la crisis, sino también activo atractivo en un contexto de relajamiento monetario.
El apetito por el riesgo regresó a los mercados, pero la incertidumbre sigue presente. La prolongación del cierre del gobierno estadounidense y las negociaciones comerciales con China mantienen la tensión en el aire.
El próximo capítulo llegará el viernes, con la publicación del Índice de Precios al Consumo (CPI) de Estados Unidos. Si la inflación sorprende a la baja, la Fed podría acelerar su giro hacia tasas más bajas. En ese caso, el oro y el dólar volverán a desafiar la lógica… juntos.
Saverio Berlinzani– analista de ActivTrades.
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