El precio del oro inició la jornada del martes con un nuevo repunte, consolidándose por encima de los 2.900 dólares la onza. La escalada del metal precioso responde a la persistente incertidumbre geopolítica y económica, agravada por las amenazas arancelarias de la administración de Donald Trump y su creciente distanciamiento de los aliados tradicionales de Estados Unidos en Occidente. En tiempos de turbulencia, los inversionistas recurren al oro como refugio seguro, y la tendencia actual refleja precisamente esa necesidad de cobertura ante un futuro cada vez más incierto.
El auge de la demanda es tan pronunciado que incluso el Banco de Inglaterra, uno de los principales custodios de reservas de oro a nivel mundial, enfrenta dificultades para procesar los envíos en los plazos habituales. Los volúmenes de solicitudes han aumentado exponencialmente en las últimas semanas, generando cuellos de botella en la logística de almacenamiento y distribución. Esta misma dinámica de escasez en la oferta podría estar contribuyendo a la imparable escalada de precios.
A pesar del contexto alcista, el oro enfrenta ciertas resistencias. Durante la noche, los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense y el dólar registraron un leve repunte, lo que tradicionalmente ejerce presión sobre el oro, un activo que no genera intereses. Sin embargo, mientras la incertidumbre global siga dominando la narrativa de los mercados, el metal precioso aún tiene margen para seguir su ascenso.
Ricardo Evangelista, ActivTrades.
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