El aroma del café no siempre garantiza un buen negocio. Coca-Cola podría ver enfriarse, incluso este mismo fin de semana, la venta de Costa Coffee al fondo de capital privado TDR Capital, según informó el Financial Times. El obstáculo es tan clásico como delicado: el precio.
Mientras el potencial comprador revisa a la baja su valoración, Coca-Cola intenta no soltar del todo la taza y evalúa retener una participación minoritaria en el negocio. No es un detalle menor: la decisión toca fibras estratégicas y reabre un debate que la compañía nunca terminó de cerrar.
Una apuesta ambiciosa… y problemática
En 2018, el gigante de Atlanta pagó 5.100 millones de dólares para adquirir Costa Coffee a Whitbread. El objetivo era claro: diversificar más allá de las bebidas gaseosas y ganar exposición directa al mercado global del café, uno de los pocos segmentos de consumo que sigue creciendo incluso en entornos económicos fríos.
Pero lo que parecía una vía de expansión natural terminó convirtiéndose en un activo incómodo dentro de una empresa diseñada para la previsibilidad.
Un negocio que no encaja del todo
Desde el punto de vista fundamental, Coca-Cola sigue siendo una máquina de estabilidad: ingresos recurrentes, márgenes sólidos, fuerte generación de caja y una política de dividendos consistente. Justamente por eso, Costa Coffee nunca terminó de integrarse de manera orgánica.
El negocio del café exige mayor inversión operativa, una exposición más intensa a costos laborales y un modelo de gestión muy distinto al tradicional esquema de embotellado y licencias que domina el ADN de Coca-Cola.
Para el mercado, la eventual venta de Costa se interpreta como un intento de volver al negocio central, reducir complejidad operativa y reforzar la disciplina financiera. Si la operación se dilata o fracasa, la pregunta vuelve con fuerza:
¿Costa Coffee es un motor estratégico de crecimiento… o una distracción costosa dentro de un modelo basado en la previsibilidad?
Análisis técnico: pausa a la espera de catalizadores
Desde el punto de vista técnico, las acciones de Coca-Cola (KO) se mueven claramente en una fase de consolidación. Desde marzo, el precio oscila dentro de un rango lateral bien definido, muy similar al observado en septiembre de 2024.
- Rango principal: entre 65 y 72,91 dólares, este último nivel correspondiente a los máximos alcanzados el 1 de diciembre.
- Zona media: alrededor de 69 dólares, con un punto de control técnico algo más bajo, en 68,15, donde el mercado ha mostrado reiteradamente interés comprador.
Los indicadores acompañan este escenario de pausa. El RSI se mantiene en terreno neutral, sin señales de sobrecompra ni agotamiento, mientras que el MACD refleja retrocesos técnicos hacia la zona media del rango, acentuados tras el ajuste por dividendo.
En términos de tendencia, Coca-Cola sigue siendo alcista en el largo plazo, pero tanto 2024 como 2025 han estado marcados por un comportamiento lateral, típico de valores defensivos en contextos de incertidumbre macroeconómica y tasas de interés elevadas.
La última vela semanal sugiere un intento de reversión alcista correctiva desde la zona media del rango. Si el precio logra consolidarse por encima de ese nivel, el escenario positivo podría reactivarse, con un primer objetivo en la superación de los máximos recientes y una proyección técnica hacia el área de 75 dólares.
Por el contrario, una ruptura clara por debajo de 68 dólares abriría la puerta a una corrección más profunda, con retorno hacia los mínimos anuales y un tono más defensivo.
Siempre Coca-Cola
Coca-Cola sigue siendo Coca-Cola: predecible, defensiva y resiliente. Pero incluso los gigantes más estables enfrentan capítulos incómodos. El café sigue caliente, pero el mercado exige un acuerdo claro.
Hasta que eso ocurra, la acción probablemente seguirá oscilando dentro de su rango, a la espera de que las decisiones estratégicas —sobre Costa Coffee y más allá— se reflejen, finalmente, en el precio.
Ion Jauregui – analista de ActivTrades.
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