El secretario de Relaciones Económicas del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de Argentina, Marcelo Cima, reconoció que la economía de su país llegó tarde a la fiesta de los acuerdos comerciales y estima que no serán firmados en el corto plazo con Brasil y la Unión Europea.
“Argentina llegó tarde a la fiesta de los acuerdos comerciales, por lo que la Cancillería va a empujar para concretarlos”, declaró el funcionario de la gestión de Javier Milei. La hoja de ruta impulsada por el gobierno consiste en jugar con las reglas de los países desarrollados, para lo que Argentina debería ir ajustando su legislación, subrayó el encargado de las relaciones comerciales.
Según el funcionario, uno de los primeros objetivos es avanzar negociaciones con Brasil.
Sobre el acuerdo con la UE dijo que “estaba cerrado en 2019, pero luego, diferentes posturas, tanto de países del Mercosur como de Europa, lo dejaron abierto y sin resolución. Hay posibilidades de cerrarlo, pero la ventana es chiquita”, reconoció.
Las elecciones europeas, a realizarse ente entre el 3 y el 9 de junio próximos, serán un indicador para que los países del bloque puedan retomar las negociaciones con una postura más homogénea, según añadió.
También tienen intenciones de avanzar negociaciones con la Asociación Europea de Libre Comercio, bloque integrado por Islandia, Suiza, Noruega y Liechtenstein, que representa un mercado total de 10 millones de personas.
“Todos los modelos teóricos identifican a la UE”, como el principal comprador para Argentina, dijo. En cambio, “Asia está todo en rojo por sus restricciones”.
El gobierno también busca acuerdos junto con el Mercosur, pero la Cancillería argentina propone algunos cambios, “un aggiornamiento” en el funcionamiento del grupo.
“Vamos a proponer en la próxima reunión tres modernizaciones; financiera, para que no se gaste más de la cuenta; institucional, para hacerlo más ágil; y para la toma de decisiones, ya que no nos convence que la postura de uno de los países miembros pueda voltear la posición de tres”, detalló Cima.
Es un momento en el que el libre comercio se encuentra en repliegue y resulta estratégico definir los productos nacionales prioritarios.
“En Ginebra pudimos comprobar la cantidad de trabas que tiene la política comercial agropecuaria europea”, comentó Federico Zerboni, presidente de la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (Maizar).
Martín Piñeiro, director del Comité de Agricultura del CARI, sostiene que la fragmentación política y económica entre Occidente, con Estados Unidos como abanderado, y Asia con China como referente, hace más complejas las negociaciones.
“En los últimos tres años, FMI informó que el comercio exterior a nivel mundial cayó 2 por ciento, pero entre los países de los bloques el intercambio cayó 5%. Ese es un síntoma de fragmentación y la tradicional forma de salir a vender al mundo ya no alcanza”, concluyó.
Si bien las exportaciones agropecuarias argentinas seguirán siendo importantes para el país, pues representan el 70% de las exportaciones totales, se exige un cambio en la estrategia de desarrollo y fomento. Cinco nomenclaturas comerciales representan 80 por ciento de las exportaciones, y 10 países, el 65 por ciento del total.
A eso se añade que los alimentos se han convertido en un objeto geopolítico y, observa Piñeiro, “hay un debilitamiento de la Organización Mundial de Comercio (OMC) lo que resulta complejo”.
Agustín Tejeda Rodríguez, subsecretario de Mercados Agroalimentarios e Inserción Internacional de la Secretaría de Bioeconomía, asegura que tienen una estrategia para una inserción internacional competitiva:
“En el comercio internacional florecen grandes y nuevas oportunidades, pero con nuevos y renovados desafíos. Hay una reconfiguración de la demanda, nuevo escenario geopolítico y disrupciones en las cadenas globales. Hay nuevas preocupaciones y requerimientos ambientales, que imponen barreras por fuera de la OMC”.
Según el subsecretario de Mercados Agroalimentarios, Argentina debe aprovechar el nuevo escenario y posicionarse como proveedor líder de alimentos y de otros bienes y servicios, sobre la base de sus fortalezas y ventajas competitivas: “El objetivo es aumentar la participación en el mercado global con base diversificada en dos atributos: confianza, debido a que es una región en paz y con apertura comercial, y sostenibilidad, que valoriza los sistemas productivos”.