Un poema desconocido de Vallejo

Por Ricardo González Vigil | Un poema perdido de Vallejo revela una Navidad íntima y dolorosa, marcada por la ausencia materna.

por marcerosalescordova@gmail.com
César Vallejo / Ricardo González Vigil

Recientemente, en Facebook, Wilmer Skepsis (seudónimo de Wilmer Cutipa Luque) ha dado a conocer un excepcional poema de Vallejo, la cumbre máxima de la poesía en lengua española, quien sigue asombrándonos con los textos rescatados por investigadores acuciosos.

NAVIDAD

A mi padre

Hoy vendrá Navidad.

Zambullido entre el ruido pegajoso de imbéciles caldeos y tirios anacrónicos, con mi imperial silencio, y asistido por mis feroces sueños invencibles, hago tarde, llamo a dolor; campana, campana, campana!

Hoy el níveo Noel, remoto hebreo, alucinantes las manos abuelas dejará en las camas de los niños pobres el juguete milagroso o el fragante bombón que el niño Jesús envía a sus amiguitos de aquí abajo.

Hoy vendrá Navidad; y vendrá triste en mí, muy triste en mis ojos pascuales de pastor solitario y perdido.

Así balaréis vosotras, ovejas mías, ovejas del señor, dulces gotas de leche de la Virgen María.

HUÉRFANO DE MADRE

Publicada en el diario limeño “La Prensa”, el 25 de diciembre de 1918, esta composición no participa del júbilo navideño. Frente al tradicional toque alegre de campanas celebrando el nacimiento del Salvador, a las 12 de la medianoche, convocando a la Misa del Gallo (¡Vamos, pastores, vamos a Belén!, a ver al Niño Jesús recién nacido); aquí, domina “mi imperial silencio” (asociable al silencio en memoria de alguien, lo de “imperial” connota el recuerdo del Tahuantinsuyo) opuesto al “ruido pegajoso” de “caldeos y tirios anacrónicos” (pueblos comerciantes que negocian con la fiesta navideña), aferrado a sus “feroces sueños invencibles” (anhelos de un auténtico Salvador, el “Jesús aún mejor” del poema “Líneas” del libro Los heraldos negros), las campanas llaman “a dolor” como en los oficios de difuntos. Y, por cierto, el poeta se siente un “pastor solitario y perdido” y las ovejas semejan la leche nutricia de la Virgen María.

Ocurre que su madre había muerto el 9 de agosto de ese año. Se llamaba María y el poeta la vincula con la Virgen María: “como una dolorosa, entra y sale mi madre” (verso 10 del poema “Encaje de fiebre”, Los heraldos negros). Por eso, “Navidad” está dedicado al padre viudo, el cual, en “Enereida” (uno de los textos más geniales de Los heraldos negros), engendrará “Verbos plurales” (Jesús es el “verbo encarnado”) en la mañana del 1 de enero (realiza el deseo proverbial: año nuevo, vida por fin verdaderamente nueva, eterna) “llena de gracia”, como la Virgen María.

PRIMER POEMA EN PROSA

“Navidad” no solo es excepcional por su intensidad estética y humana, sino porque resulta el primer poema en prosa de Vallejo que sepamos. Por esa razón, Vallejo no lo incluyó en su poemario Los heraldos negros, publicado en 1919.

Tampoco se insertó en Trilce, que contiene unos pocos poemas en prosa (LXXV y partes de LV, LXIV y LXX), probablemente por el peso que tiene en “Navidad” el componente narrativo, ya que podía haber mitigado el lenguaje posmodernista de “Navidad” y acentuado sus rasgos vanguardistas (el sabor a greguería que posee el último párrafo), conforme acaece con varias piezas de Trilce. Esa hibridez lírico-narrativa del poema en prosa la explorará Vallejo en la sección “Cuneiformes” (del libro Escalas, 1923), dentro de un marco carcelario; y hallará frutos inolvidables en los poemas en prosa que plasmará en Europa.

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