La música vuelve a tender puentes en la triple frontera amazónica. Sinfonía por el Perú, la Fundación Nacional Batuta de Colombia, las Cancillerías de ambos países y el Banco Interamericano de Desarrollo anunciaron en Iquitos el inicio de la segunda fase de “Sonidos de la frontera” (2025–2027), un proyecto binacional que seguirá beneficiando a 280 niñas, niños y adolescentes de Caballococha, Leticia y Puerto Nariño.
La iniciativa, que une arte, educación e integración territorial, promueve la transformación social mediante la música, la interculturalidad y la valorización de la identidad amazónica compartida. Tras una primera etapa considerada exitosa, esta nueva fase se desarrolla gracias al apoyo del Fondo Binacional para la Integración Fronteriza Perú–Colombia, administrado por el BID.
Durante el lanzamiento se presentó por primera vez el cancionero “Sonidos de la frontera”, un homenaje musical a la Amazonía colombo-peruana. El repertorio —ocho temas también disponibles en versión karaoke— está interpretado por jóvenes beneficiarios del proyecto y puede escucharse en YouTube y Spotify.
Para ambas instituciones ejecutoras, el componente artístico es inseparable de la dimensión social. “La música es una herramienta poderosa para el desarrollo humano, la protección de la niñez y la revalorización de nuestras raíces compartidas”, afirmó Gabriela Perona Zevallos, directora ejecutiva de Sinfonía por el Perú. Desde Colombia, Beatriz Mejía Ramírez, presidenta ejecutiva de Fundación Batuta, destacó que esta etapa profundizará el enfoque intercultural: “Produciremos material didáctico cocreado con las comunidades, con un enfoque diferencial que nos permita llegar a cada rincón”.
Ese material pedagógico incluirá contenidos orientados a fortalecer la identidad cultural, el sentido de pertenencia amazónico, la promoción de la lengua tikuna y el cuidado del entorno natural. Será parte de un plan de trabajo que, durante los próximos dos años, integrará residencias artísticas, conciertos, talleres de liderazgo, actividades inclusivas y encuentros familiares, consolidando un modelo que articula formación musical con acompañamiento psicosocial.
La cooperación binacional reafirma que la Amazonía no es una frontera que divide, sino una región viva que une a dos países a través de su cultura. “Sonidos de la frontera” se proyecta así como un ejemplo de cómo el arte puede trascender límites geográficos, fortalecer comunidades y abrir nuevas oportunidades para la niñez amazónica.