A diferencia de nuestras autoridades, todas las señoras nombradas en este artículo saben perfectamente la utilidad del arte para forjar un futuro mejor. Ocurre que nuestros gobernantes creen que la cultura no aumentará los votos, que los resultados de la educación sólo se verán a largo plazo, que, en suma, el arte sólo es la decoración de la vida. Eso puede explicar, por ejemplo, que el Ministerio de Cultura sea una entelequia, con el presupuesto más bajo del país, o que la Comisión de Cultura del Congreso sea una tomadura de pelo.
Queda entonces la iniciativa privada en museos, salas institucionales y galerías privadas y en algún extraordinario centro público como el de la Cancillería. Antes de López-Aliaga, varias municipalidades mantenían un activísimo programa cultural. Los gobiernos regionales -salvo el de Cajamarca- no muestran interés alguno en formar a las generaciones que nos sucederán. Ignoran que sólo a través de la cultura, que nos permite el conocimiento de “los otros”, se tendrá una verdadera integración nacional. Quizás sea precisamente eso lo que nuestros caciques pretenden evitar.
La tradición nos muestra que las instituciones más activas están dirigidas por mujeres y que los hombres son una excepción. La pionera en los años 70 fue Elida Román, quien luego de la dirección ejecutiva del Instituto de Arte Contemporáneo creó Galería 9, un importantísimo eje cultural. Ella también tuvo a su cargo Fundación para las Artes, que luego se convertiría en Galería Trapecio bajo la dirección de Matucha Fuentes.
Poco tiempo después, en la misma Avenida Benavides, se inauguró Galería Forum. Claudia Polar encabezaba un grupo de activísimas marchands que actuaban a la vez como promotoras culturales. Ninguna galería de la época se concentró únicamente en el mercado pues ampliaron sus actividades a muestras de interés que les daban mucho prestigio a pesar de ser ajenas a los intereses de los consumidores. En San Isidro, en la antigua casa de Camino Brent, Malvina de Lemor abrió la galería del mismo nombre del pintor. A ella se debe el apogeo del nuevo surrealismo internacional en el Perú con grandes representantes que venían a Lima a exponer.
A pesar de que en las décadas siguientes la demanda no aparentaba crecer, se siguieron abriendo galerías bajo la dirección de mujeres emprendedoras. En 1995, Lucía de la Puente formó una sólida empresa que logró convertirse en un eje cultural a nivel latinoamericano. Cerró en 2018.
Hoy, la recesión ha hecho que el número de galerías se reduzca drásticamente. La Galería, inaugurada por Moni Quimper en 1987, mantiene una rigurosa política de exposiciones que la hace de visita obligatoria. Forum, ahora a cargo de Graciela Mulanovich, es de considerable interés. Otras como Fances Wu, que tenía una poderosa programación, ahora carece de la continuidad deseada. Quedan en el recuerdo emprendimientos como los de Cecilia González y muchas más que hacen necesario un amplio estudio sobre la historia de las galerías de arte en el Perú.
En el campo institucional, el MALI es el museo más importante del país. Su actual directora, Sharon Lerner, es una rigurosa curadora y asumió el cargo en tiempos de transición económica. El Centro Cultural Inca Garcilaso es la única institución pública que mantiene una dinámica programación. La directora de las galerías, Gredna Landolt, ha convertido a estos espacios en el mayor atractivo contemporáneo del Centro Histórico.
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Karin Elmore tiene a su cargo todas las actividades multidisciplinarias de la Alianza Francesa. Su galería es un centro de interés con muestras notables y el concurso Pasaporte para un artista siempre culmina con una gran exposición.
Ana Osorio es una pintora respetable y una dinámica gestora cultural a cargo de la galería del CCPUC. He visto allí muestras muy importantes acompañadas de un magnífico montaje a su cargo. Es una destacada profesional.
Rosario Shinki es economista. Hija de un notable artista (Venancio) hubiera podido realizar una brillante labor en la Municipalidad de Miraflores. Ha logrado algo que lucía imposible: el alcalde se ha comprometido oficialmente al reacondicionamiento del Palacio Municipal (PLAM) a partir de abril. No se ha hecho programación 2024 para estos espacios hasta definir la fecha de término de los trabajos algo que en el medio es prácticamente imposible. Corresponde reconocer el mérito de Canales.
Todas estas señoras -y las involuntariamente omitidas porque el espacio obliga- merecen nuestro mayor reconocimiento.