Gabriel Alegría regresó al Perú, después de casi 20 exitosos años en el extranjero, cuando muchos compatriotas solo buscaban la manera de migrar.
Alegría, líder del Sexteto Afroperuano decidió regresar porque él sí apuesta por el Perú, y tiene el sueño de que se inserte en nuestro país un chip donde al hacer las cosas los peruanos nos digamos: “Yo voy a hacer esto y nadie lo va a hacer mejor”.
Desde que llegó ha logrado que los viernes a las 8 p.m. la presentación de su sexteto se vuelva un clásico para los amantes del jazz, tanto nacionales como extranjeros. Además, a través de lo que llama “la Universidad del Jazz” ha descubierto “un universo de personas de diversas profesiones, entre abogados, cirujanos y contadores que, en sus oficinas son considerados ‘bichos raros’, pero que tienen una pasión en común que es la música. Algo que les da vitalidad y les permite sentirse mejor con su trabajo”. A esto se comienzan a sumar una serie de conciertos en la región. “Esa es una buena combinación”, reflexiona el músico.
Después de un año y medio y estos logros, Gabriel Alegría admite con tranquilidad que “las cosas son a largo plazo”. Sigue confiando que aquí “se pueden hacer cosas y bacán”. La suerte es que esta visión la comparte con el equipo que trabaja.
Esto no significa que no haya retos y problemas, pero esos “nos los desayunamos”, dice con actitud. Él asegura que siempre “trata de ver el lado positivo” de las cosas y eso le permite hacer todo lo que hace.
No hay duda que el Perú es un país para emprendedores “y definitivamente en la música, hacen falta”, dice Alegría. Él está seguro que “hay oportunidades, pero no hay suficientes personas que accedan a ellas porque no es fácil”.
Con la experiencia que tiene, Alegría sabe que cada mercado, cada ciudad tiene sus facilidades como sus retos y “es cuestión de ver cómo haces tú para navegar dentro de todo eso”.