En su cuarto álbum, Foster the People ofrece un viaje ecléctico que navega entre la psicodelia, el funk y las vibes disco de los años 70. Inicia con una melodía bastante alegre y orgánica con See you in the Afterlife, con algunos guiños a la guerra en Ucrania y a la ya conocida situación caótica de nuestro mundo. Sin embargo, se mantiene lejos de ser un álbum exclusivamente político. En cambio, Mark Foster opta por una visión más existencial y esperanzadora, destacando la búsqueda de equilibrio y liberación personal.
Este es el primer álbum de la banda tras la partida de Sean Cimino, quien dejó algunos aportes instrumentales que terminaron en el corte final. Cimino, un miembro clave desde 2017, se despidió antes del lanzamiento, dejando cierta incertidumbre sobre el futuro sonoro de la banda ahora en manos de Foster e Innis, siendo apoyados en la producción por Chrome Sparks y Paul Epworth. Este álbum brilla con una cohesión que refleja una faceta de experimentación del grupo.
Uno de los aspectos más intrigantes del álbum es la incorporación de elementos psicodélicos. Las canciones incluyen cuerdas y synths que añaden texturas envolventes. Lost in Space conjuga un divertido coro de falsetes con una vibra nostálgica de los años 70. Glitchzig lleva las cosas al extremo con una estructura caótica y difícil de seguir, casi una locura psicodélica en sí misma.
El álbum fluye entre momentos de introspección suave, como en Let Go, y explosiones más animadas como Feed Me, donde la influencia funk de Prince se hace notar. Sin embargo, es en Take me Back donde podríamos encontrar el alma del álbum, con una producción algo más minimalista y una narrativa de autodescubrimiento y redención.
Sometimes I wanna be bad trae un tono juguetón y flautas añadidas a la mezcla. Aunque tiene una estructura similar a otras pistas, destaca por su capacidad de mantener un equilibrio entre lo bailable y lo relajado.
Puede sonar cliché decir que Paradise State of Mind no alcanza los niveles subversivos de su debut y obra maestra Torches (2011), pero es una propuesta refrescante en la que Foster the People sigue buscando su voz en estos nuevos tiempos.