Recientes notas publicadas en medios han planteado la posibilidad de viviendas de 9 m 2 .
Algunos plantean que sería un reto; otros, que es un futuro real al que tendremos que
resignarnos.
Sin embargo, vivir en un departamento de esas dimensiones no es sólo un problema
arquitectónico, sino sobre todo urbano. Es respuesta a la creciente densificación de las
ciudades y la búsqueda de soluciones habitacionales frente a la superpoblación. Sin
embargo, esta opción solo puede ser viable y digna si se cumplen dos requerimientos
fundamentales: el cumplimiento de las mínimas condiciones de habitabilidad y el
acceso a servicios públicos de calidad.
Es imperativo que el diseño del espacio de 9 m 2 sea meticuloso y eficiente. Debe incluir
ventilación e iluminación natural adecuadas para prevenir problemas de salud física y
mental. El mobiliario debe ser multifuncional y ergonómico, permitiendo la
transformación del espacio según las necesidades del momento (dormir, trabajar,
comer). Es esencial contar con un baño completo, aunque sea compacto, y un área de
cocina básica para garantizar la independencia del residente.
La normativa de construcción y vivienda debe adaptarse para regular estos espacios
mínimos, asegurando que cumplan con estándares de seguridad, salubridad y confort.
Esto incluye normas sobre aislamiento acústico y térmico, prevención de incendios y
accesibilidad.
Además, la ciudad debe ofrecer una robusta red de servicios públicos. Esto incluye
transporte eficiente y accesible, áreas verdes y espacios públicos suficientes y bien
mantenidos, bibliotecas, centros culturales y deportivos, todos de libre acceso o a costo
muy bajo. Estos servicios actúan como una extensión del espacio de la vivienda,
permitiendo que las actividades que no pueden realizarse en un espacio tan reducido se
lleven a cabo en el entorno urbano. Por ejemplo, la falta de espacio para ejercitarse en
casa se compensa con parques y gimnasios públicos cercanos; la falta de espacio para
estudiar, con bibliotecas o coworking.
Los departamentos reducidos podrían ser una opción viable en la medida en que el
espacio urbano proporcione un entorno que complemente y enriquezca la vida de sus
habitantes. En nuestras ciudades, lamentablemente, aún estamos muy lejos de cumplir
con estas condiciones.