Jesús Ruiz Durand (Huancavelica, 1940) es el artista e intelectual que marcó a la generación a la que pertenezco. A los que experimentamos (casi) todo, a los que nos creímos incendiarios, a los que íbamos a cambiar al mundo y a los que nos atrevimos a imaginar la utopía. No logramos realizar nuestros sueños, pero por lo menos nos atrevimos a tenerlos. Fuimos iracundos de manera tan distinta a la de este tiempo, en que lo seguimos siendo, pero de manera radicalmente opuesta. Ocurre que la rebelión de ayer ha derivado en la frustración de hoy.
Su magnífica obra representó mejor que la de ningún otro artista los tiempos en los cuales vivíamos. A continuación, nuestra entrevista coincidiendo con su participación en la reciente Bienal de Sao Paulo.
Estudiaste en Bellas Artes de donde egresaste en 1964. ¿Qué otras especialidades te han permitido dominar tantos aspectos en una obra tan compleja como la tuya?
Ingresé al tercer año de pintura y dibujo después de un examen especial que solicité. Hice además grabado y practiqué escultura. Recuerdo que participaba en el pequeño taller de Apu-Rimak que conducía investigación de iconografía precolombina y artesanal. En la Cantuta, me especialicé en Física y Matemáticas, y en la Católica el doctorado en Educación. Posteriormente hice estudios de multimedia en la escuela de diseño de Barcelona y enseñanza por medios digitales en Argentina, luego seguí cursos en la PUCP, en la Telefónica y diversos “sites” de capacitación de diseño multimediático, y universidades virtuales.
¿Trabajaste en SINAMOS? En esos tiempos el uso del computador era muy primario.
Yo fui parte de la Oficina de Difusión de la Reforma Agraria que tuvo éxito, entre otras cosas, por su dinámica y por los afiches. Pero a mi regreso de Nueva York, donde fui a estudiar animación, encontré que habían transformado la oficina en SINAMOS. Tuve una fuerte discusión con Carlos Delgado -un asesor aprista de Velasco que se encargó de desactivar la poderosa fuerza popular que se iba generando con la reforma agraria-, me alejé definitivamente de SINAMOS y me fui con Augusto Salazar Bondy a trabajar en la reforma educativa.
Los afiches de la Reforma agraria los hice sin computadora (en los 70). Me las ingenié para convertir a la ampliadora de mi estudio en una pequeña cámara fotomecánica, la misma que se usa en la preparación de fotolitos para el offset. Fue una especie de “photoshop analógico foto-químico” porque usaba películas de alto contraste y múltiples capas con imágenes que se pueden superponer, fusionar o combinar de mil formas. Yo me metía a trabajar en las enormes cámaras fotomecánicas de las imprentas para ampliar retículas, negativando, invirtiendo, solarizando, calando con bisturí, pegando e insertando a precisión todo… a mano y al ojo.
En tus afiches para la Reforma Agraria haces una fusión de pop, op, psicodelia, que dan como resultado el nivel más alto del arte peruano de los años 70. Sin embargo, muchas veces he sentido que, con sus derivaciones de Lichtenstein, por ejemplo, estaban más orientados a un poblador urbano, conocedor de los códigos del arte contemporáneo, mientras que el campesinado los iba a considerar ajenos por requerir otro tipo de lenguaje.
El estilo de un artista se nutre de todo lo “digerible”, venga de donde venga, más aún si refuerza sus conceptos y pulsiones comunicativas y estéticas. Los afiches fueron adoptados con mucha empatía por habitantes de las más diversas procedencias culturales y sociales que los pegaban en las paredes de barro, esteras y piedra de sus chozas, así como en sus organizaciones campesinas. Tuvieron una gran difusión en calles pueblerinas y en grandes ciudades, en las embajadas y por último en grandes colecciones y museos internacionales. Su más reciente exhibición ha sido en la reciente Bienal de Sao Paulo, junto a Guadalupe Posada, los NN y Alfredo Márquez, entre muchos otros. Anteriormente en el Museo de Arte moderno de Frankfurt, en Buenos Aires junto a Warhol, Lichtenstein, Bacon, Beuys, Niemeyer, …, actualmente están en el Museo Salvador Allende, de Santiago de Chile, hasta marzo 2024.
Hablemos de tu obra más individual. ¿Formaste parte del grupo Arte Nuevo?
Todos éramos amigos, pero mi relación con Arte Nuevo no fue tan formal. Con Juan Acha había una gran amistad intelectual, intercambiábamos música y libros, me pasaba los libros de Umberto Eco en italiano, Susan Sontag, Bejamin, Berger, Francastell, Gadamer, Hauser… muchos grandes.
Mis pinturas de esa época tuvieron una línea pop. Eran obras políticas de gran formato con imágenes de los resplandecientes años 60 – 70: Las guerrillas, el Che, Mao, Bonzos ardiendo, la represión estudiantil en la universidad de Kent, Paris 68, el Black Power, Viet Nam, los Hippies… siempre con una paleta muy colorida. Luego en los ochenta vino mi serie “Memorias de la ira” pintura casi monocromática con capítulos que aún no terminan: “Remember Fernandito”, “Remember Alancito”, “Remember rata japonesa”, y , posteriormente, “Remember presidentes presidiarios”. Las fechorías de los políticos van en aumento, imparables.
Era curiosa tu dedicación a la pintura porque en pleno apogeo del conceptualismo (1975) recuerdo una frase lapidaria tuya: “la pintura es un arte caduco”. Esa declaración puede coincidir con tu dedicación a fotografías que dan un testimonio muy valioso de los años 70. Muchas han sido el punto de partida para tus afiches y en el Reina Sofia de Madrid hay una abundante colección de ellas.
Tengo miles de fotografías, en archivos fotoquímicos de negativos, en todos los formatos, y otros en aumento constante, en el formato digital. Otros miles en volúmenes y portafolios de viajes por todo el mundo. Otro tanto con entrevistas a personajes de la literatura, música y pintura, unos 40 personajes en video. Con Szyszlo tuvimos una amistad muy cálida, lo frecuentaba, intercambiábamos libros y sobre todo música. Largas entrevistas, más de 10 horas de video con Szyszlo a lo largo de tres años, él pintando cuadros desde el boceto… , charlando de múltiples temas, recorriendo Puruchuco…
Es curioso porque te consideraban un incendiario de los 60, ubicado ideológicamente en las antípodas de Szyszlo. Creo que ese material histórico y tus video arte deberían de mostrarse masivamente. ¿Por qué no los cargas en YouTube?
Lo de incendiario… bueno no creo que haya un artista atento que no sienta el fuego de la indignación ante el reinado de la estupidez, la corrupción, el cinismo y la vulgaridad lumpen de los títeres encaramados en el poder, y la eterna hipocresía cómplice limeña que viene desde el siglo XIX. Hay mucho material por procesar y siguen creciendo los proyectos, el factor tiempo es crucial. Estimo que mis tareas pendientes sumarían algo más de cien años de labor …Filosofía, estudios culturales, matemática, cibernética, IA, multimedia interactiva, ilustración, dibujo, pintura, diseño 2D y 3D, iconografía, música, jazz… en fin es mucho rollo, no hay tiempo para cansarse.