Franz Kafka es el escritor del siglo XX que ha suscitado y sigue suscitando más lecturas diversas y contradiciestas entre sí. En concordancia con ello, hoy como ayer, es el que más desconcierta al lector, causándole un asombro que lo saca de las casillas acostumbradas, maravillosamente insólito y angustiosamente hipnótico cual una pesadilla recurrente.
De ahí la pertinencia de una introducción competente a su universo creador, que sea a la vez didáctica y profunda. Meta cumplida ejemplarmente por el gran narrador y ensayista peruano Miguel Gutiérrez, en el estudio y antología (selecciona textos de y sobre Kafka) Kafka: seres inquietantes (Lima, J. M. Marthans, 131 pp.). Un aporte publicado primero en 1999, en una colección de ensayos que Gutiérrez dedicó a figuras peruanas y universales (Faulkner, Borges, Ribeyro, etc.); y que, ahora, se reedita acertadamente dentro del marco del centenario del fallecimiento del autor checo.
Gutiérrez no duda en encumbrar a Kafka como el mayor genio de la narrativa del siglo XX, por encima de Proust (a pesar de que considera que En busca del tiempo perdido es la “novela maestra de este siglo [el XX]”, p. 63) y Joyce (reconociendo que es el que más ha cambiado el lenguaje de la novela en nuestra época). No duda tampoco en asumir su legado al componer su insólita novela Babel, el paraíso (1993), magistral ficción kafkiana, donde lo babélico resulta sorprendentemente paradisiaco.
Y es que, como Mariátegui, Gutiérrez era un marxista abierto y heterodoxo, capaz de valorar lo estético sin anteojeras ideológicas. Baste reparar en cómo discrepa del pensador marxista (“revisionista” y todo) Georg Lukács, cuando elige a Thomas Mann (continuador del “realismo crítico”) y descarta a Kafka. Esgrimiendo un “gran poder sofistico” (sostiene Gutiérrez), ubica a Kafka en las “tendencias antirrealistas” de la “era del imperialismo”, y no percibe que fue Kafka “quien caló más profundo en la estructura del mundo actual” (p. 61). Así Gutiérrez coincide con Brecht, otro marxista abierto y heterodoxo.