El Colegio de Arquitectos del Perú comunicó el fallecimiento de Enrique Ciriani Suito (1936–2025), considerado uno de los arquitectos peruanos más influyentes del siglo XX. Formado en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), Ciriani fue pionero de la arquitectura moderna y del urbanismo contemporáneo, comprometido con una visión del espacio centrada en el ser humano.
En el Perú, participó en proyectos emblemáticos como la Unidad Vecinal de Matute, la Residencial San Felipe y el Mercado de Lince, obras que reflejan una época de optimismo urbano y fe en la planificación moderna. En 1964, dejó una prometedora carrera en Lima para instalarse en París, donde su talento pronto encontró reconocimiento.

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Durante su residencia en Francia, Ciriani integró el Atelier d’Urbanisme et d’Architecture (AUA) y participó en la construcción de la Ville Neuve de Grenoble. Posteriormente fundó su propio estudio, desde donde desarrolló una arquitectura de vocación pública y social, con obras como los apartamentos La Cour d’Angle en Saint-Denis, La Noiseraie en Marne-la-Vallée, y museos de referencia como el Museo Arqueológico de Arlés (1995) y el Museo de la Gran Guerra en Péronne (1992).
Su labor docente fue igualmente destacada. Enseñó en la École Nationale Supérieure d’Architecture de Paris-Belleville (ENSAPB) hasta 2002, y en el Perú impulsó talleres de posgrado en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), inspirando a nuevas generaciones con su fe inquebrantable en el espacio moderno.
Entre sus distinciones figuran el Gran Premio Nacional de Arquitectura de Francia (1983), el Hexágono de Oro de la Bienal de Arquitectura del Perú (2000), la Medalla de Oro del Colegio de Arquitectos del Perú, y el Gran Premio de Arquitectura Charles Abella otorgado por la Academia de Bellas Artes de Francia (2021).
Ciriani concebía la arquitectura como una expresión ética antes que formal. “El espacio debe servir a la vida y a la comunidad”, solía decir. Su legado trasciende fronteras, recordándonos que la buena arquitectura no solo construye edificios, sino también ciudadanía.