La polémica iniciada por Alfredo Villar a raíz de la selección de Sara Flores como representante del Peru en la Bienal de Venecia, a pesar de no compartir muchos de sus criterios, está lejos de ser gratuita. Se trata de un respetable investigador del arte amazónico y del arte Chicha que ha recorrido Europa promoviendo nuestra cultura popular.
Por eso debo de hacer una ampliación a mi critica anterior. al no haber citado íntegramente sus palabras cuando sostiene que “Por todo esto creo que debería ser el momento del reconocimiento de Deysi Ramírez como la artista de gran calidad que es y la creadora, probablemente, de las mejores piezas en la exhibición.”
Sin embargo, en su pronunciamiento, Deysi Ramírez sostiene “Mi madre no trabaja sola y nunca lo ha hecho. Detrás de ella está la cooperativa de mujeres SOIBIRIN KENE, dedicada al arte kené, de la cual mi hermana y yo somos socias. En este trabajo nos apoyamos mutuamente y tomamos decisiones en conjunto con todas las mujeres que forman parte de la cooperativa… Somos mujeres trabajadoras que llevamos sustento a nuestras familias, y hemos sufrido —y seguimos sufriendo— rechazo y discriminación en el campo artístico… Hemos pasado por lágrimas, tristezas, problemas de salud, y siempre el kené ha sido nuestra salvación. Nunca dejaremos de pintar. Me duele profundamente que, en lugar de celebrar un logro que tanto nos ha costado, este se vea ahora manchado por la mezquindad y la falta de empatía”.

MALDITO MERCADO
Muchos han protestado contra el mercado del arte en el Perú. ¿Pero cuál mercado? Tenemos muy pocas galerías y solo tres de ellas tienen características internacionales con artistas que nos representan en el exterior. Tienen el respaldo económico para hacerlo. Las galerías restantes, salvo la excepción de lugar, están luchando por sobrevivir en tiempos que Facebook e Instagram son los mejores lugares para vender. Todo tiende a la informalidad y es de agradecer a los pocos espacios que permanecen por presentarnos exposiciones que no tendrían cabida en otros lugares. La Galería es un ejemplo de ello.
Pensar regular el exterior es una utopía. A pesar de que la hija de Sara Flores niega “rotundamente todas las acusaciones dirigidas contra el Shipibo Conibo Center” es necesario analizar su manera de operar y las exigencias a los artistas indígenas de acceder al mercado global.
Una de las acusaciones más llamativas es que el centro cobra 100,000 dólares por una obra y ella apenas recibe el 10% de esa venta. Sin embargo en el Perú apenas le pagarían el 1%. Esa cotización lucía inverosímil hasta comprobar que las carteras de Dior con diseños Kené pueden llegar a costar de 2,500 hasta 10,000 euros.
Sin embargo el centro no se limita a vender, promociona a sus artistas y los lleva a exposiciones internacionales y a eventos que de otro modo no podrían participar. Por ejemplo la exposición Non Nete en el MALI fue exhibida primero en White Cube de Londres antes de llegar a Lima y fue organizada por esa institución.
Admitamos que se trata de una explotación. ¿Pero es solamente a las mujeres amazónicas o es una costumbre para todos los artistas que intentan ingresar al mainstream internacional? ¿Cuál es el porcentaje que paga, por ejemplo, Roberto Huarcaya a la galería Rolf Art para ser el artista peruano más internacional?
Todo mercado tiende a regularse por sí sólo y los excesos se van decantando, de lo contrario el artista tiene el derecho de renunciar cuando siente que lo explotan. Es el caso de Chonon Bensho, quien trabajó con el SCC entre 2022 y 2024 e hizo público que “Acepté trabajar con ellos porque prometía que las ganancias irían a proyectos que beneficiaría directamente a las comunidades. En ese entonces no conocía nada del mercado del arte. Poco a poco me dio la impresión de que el dinero de mis obras se iba en pagar sus viajes, sus sueldos y las organizaciones políticas, mientras que no llegaba a quienes más los necesitaban. También sentía que la manera en que presentaban mi trabajo lo exotizaba, siempre asociándolo con el ayahuasca. Cuando reclamé por el porcentaje que recibía por las ventas era muy bajo, me dijeron que no podían darme más si querían que su proyecto funcionara. Cuando se venció mi contrato de dos años y dije que no quería seguir, Matteo Norzi me dijo que sin su representación mi carrera estaba acabada. Me dio la impresión de que quiso hacerme sentir que yo no era nadie sin él. Continuamente me menospreciaba”. Ver PUKA ALLPA: “Arte indígena, poder y territorio: En torno al Shipibo Conibo Center”.
Es una vergüenza que sabiendo esto, hayan aceptado a Matteo Norzi como cocurador de la Bienal, por eso cuando le hicieron la consulta al Patronato su respuesta fue que no comentaban sobre procesos externos.¿?

VENECIA SIN TI
Es indispensable revisar lo que está ocurriendo en el Patronato con la parte dedicada al arte. Mientras que en la edición de arquitectura siempre se han tenido aciertos y hay participaciones notables como la de Alexia Leon y Lucho Marcial en la 18ª Bienal de 2023 con la propuesta “Walkers in Amazonia”, nuestra mejor presentación en Venecia hasta la fecha, no hemos logrado algo equiparable en materia de arte.
Conozco la organización de la sección de arquitectura y creo que Jose Orrego está haciendo una óptima labor lejos de todo personalismo y notoriedad. No creo que Armando Andrade lo haya hecho mal pero después de 6 ediciones las acusaciones de que manipula todo el concurso como una argolla se han expandido hasta el hartazgo. Las críticas se acentuaron después de los desatinos del 2017, con la participación de Juan Javier Salazar, cuando Rodrigo Quijano los acusó de distorsionar la representación nacional del arte. Lo que aparenta ser cierto.
Al acaparar Andrade demasiadas funciones y figuraciones ha generado un rechazo que aleja a grandes artistas y determina que la mayoría de propuestas disminuyan su nivel. No sé si otro comisario lo vaya a hacer mejor. Simplemente lo hará distinto, y mantendrá un perfil bajo porque las verdaderos protagonistas son los artistas. Además renovará planteamientos y creará una confianza entre esos nombres importantes hoy alejados por la presencia de Andrade.
Por el bien del Patronato Cultural él debería delegar. El ejemplo lo tiene en la misma Bienal que renueva de curador en cada edición.
