Hace unas semanas, Latina estrenó un nuevo remake de otra producción chilena, esta vez se trata de Pituca sin lucas, emitida en el país vecino en el 2014, cuando se convirtió en la telenovela más vista del año, llegando a promediar los 25 puntos de rating y fue considerada como la segunda producción más vista en la historia de la televisión chilena. Pues, parece que en nuestro país no va a pasar lo mismo, ya que a pesar de la tremenda promoción que Latina hizo desde antes del lanzamiento y que sigue haciendo (el elenco se pasea por todos los programas del canal, incluyendo noticieros y hasta el programa ‘político’ Punto Final), el promedio apenas pasa los 8 puntos.
Pero, ¿cuál es ese argumento tan original como para importarlo de otro país? Nada menos que el de siempre, la manida historia de una familia pituca que se queda sin dinero y termina en un barrio “de pobres”. En este caso específico salen de su casa de Las Casuarinas y después de buscar vivienda en lugares como San Borja o Jesús María (en una escena la abuela Cocó dice: “¡Ay no! Yo no quiero vivir en San Borja, ¡no! ¿Qué van a decir mis amigas?”), terminan viviendo en un distrito que, felizmente, no mencionan, porque la verdad es que toda la supuesta ironía en los guiones, la usan con tan poca inteligencia, que termina siendo agresiva con una gran parte de la población limeña.
Para muestra, algunos botones captados al vuelo. La abuela Cocó se escandaliza de que sus nietos ahora tengan que estudiar en el colegio nacional Sinchi Roca, porque tiene nombre de inca y aunque le dicen que tiene un buen rendimiento escolar, ella responde: “En el colegio no se aprende nada, lo que importa es el roce”. En otra escena, el mismo personaje consuela a su nieta porque sus compañeras se han burlado de su nombre (Piedad). “Será por envidia…¿cómo se llaman ellas? ¿Joselyn, Yackelin?”, afirma, mientras que las miles de Joselynes y Yackelines del otro lado de la pantalla, no entienden el chiste.
A veces, una sola palabra en el guion puede hacer la diferencia. Por ejemplo, en el primer capítulo, cuando todavía viven en su mansión, en la versión original chilena, Techy, la protagonista dice: ¿“Tengo algo más que hacer? Y su madre le responde desde el balcón “Nada, si tú nunca has hecho nada”. Pues en la versión peruana la respuesta es “Nada, tú no SABES hacer nada”, y al momento que les están embargando las cosas, en la original solo se hace alusión a lo caras que son, mientras que en la peruana se agrega: “Ay mi vajilla checoslovaca que me regalaron cuando me casé, pobres de ustedes que coman chanfainita ahí”. Solo con esos dos detalles, la escena pasa del humor a la agresion.
Sin embargo, a los productores les parece tan gracioso, que en la página oficial de la novela, hay varios reels con ‘las frases de la Cocó”. Sí, ya se sabe que la idea es ridiculizar a esta señora, como una persona clasista y racista, una típica representante de la DBA, pero en un momento tan polarizado como el que vivimos, el mensaje puede llegar distorsionado. La misma Martha Figueroa, actriz que da vida a este personaje, comentó el martes en el noticiero del mediodia, que a pesar de las cosas terribles que le toca decir, la Cocó ha sido recibida por el público con mucha simpatía. ¿Será que está de acuerdo con ella?
Resulta irónico que después de esa entrevista, el informativo diera pase a una nota sobre el aumento de la pobreza: “Cuatro de cada diez niños en el Perú, viven en extrema pobreza”. Hubiera sido interesante la opinión de la actriz sobre esa realidad. ¿Qué diría la Cocó de que, según datos del INEI, la pobreza haya aumentado por segundo año consecutivo? En 2023, afectó al 29% de la población, lo que significa que más de 596 mil peruanos cayeron en la pobreza en un año, afectando en total a 9.7 millones de personas. Y aún así las ficciones peruanas insisten en convertir ese drama en comedia ¡Increíble!