Periodismo figureti

por Patricia Salinas

Una de las primeras lecciones que se suelen enseñar en las escuelas de periodismo es que el periodista NO debe ser el protagonista de la noticia. “Somos testigos, no protagonistas”, es el mantra que solíamos tener los periodistas, pero de un tiempo a esta parte, sucede todo lo contrario, sobre todo en televisión.  Resulta casi imposible encontrar un reportaje sin que salga el periodista como protagonista de lo que está contando. Si va a hacer una nota de motos, pues sale vestido o vestida de motociclista y se sube a la moto, aunque no sepa manejar y si se cae, mejor aún. Lo mismo sucede si van a hacer una nota de cualquier otra actividad, como si fueran personajes se disfrazan de acuerdo a la nota que les toca cubrir y actualmente, en las notas veraniegas de playas o piscinas, he llegado a ver reporteros y reporteras en ropa de baño, mientras los que están en el estudio los animan a pegarse un chapuzón.

Y no estoy hablando de lo que se conoce como periodismo ‘gonzo kamikaze’, que consiste en el punto de vista subjetivo y la narración de vivencias propias en determinados eventos, como para tener un testimonio de primera mano. Tampoco de los periodistas literarios que eligen contar sus propias historias con referencias autobiográficas, como Jaime Bayly, por ejemplo, como si fuera una novela de no ficción.

No, no, me estoy refiriendo a los reporteros del día a día que van de un lado a otro y creen que tienen la obligación (o quizás, efectivamente, los obligan), de aparecer ante cámaras y realizar la actividad que han ido a cubrir. Ni qué decir de aquellos que van a los mercados y a los restaurantes, cuya única chamba es ponerse a probar todos los platos que pueden y decir, como si fueran Gastón Acurio (quien tiene la autoridad para hacerlo), que está rico.

Esos son los que salen a la calle, los que están en el set tienen otro tipo de ‘obligaciones’ ¿En qué momento se convirtió casi en un requisito, que los periodistas bailen, canten y se disfracen? ¿En qué categoría los podríamos ubicar? ¿periodismo musical? ¿periodismo de comedia? Yo sé que la competencia con los influencers es fuerte, pero ¿qué credibilidad puede tener un conductor o conductora de noticiero o de un magazine supuestamente periodístico si los vemos haciendo payasadas, ya sea en pantalla o en sus redes sociales?

La entrevista es otro género que se ha deformado totalmente, al menos en televisión, donde vemos cómo, en algunos casos, el entrevistador quiere quedar por encima o hacerse notar más que el entrevistado, a tal punto que, a veces, ni lo dejan hablar. En otros, la idea es demostrar qué tan ‘amigo’ es del entrevistado, cuánto lo conoce, etc., etc. ¿A quién le importa? No entienden que la noticia es el otro, que nosotros, los periodistas, lo que hacemos es contarla, mejor o peor, pero siempre desde afuera.

Ah, y un bonus track para este artículo. Ya lo he comentado alguna vez, pero vale la pena recordarlo: los reporteros que van a cubrir algo y están enlazados a los conductores del estudio, generalmente son muy buenos y no tienen por qué soportar que, desde el set, les digan “pregúntale tal cosa o tal otra”, como si ellos fueran simplemente unos sujeta micros. No solo es una falta de respeto a los periodistas que están en la comisión , sino que casi siempre, malogran la nota, solo por figurar.

Porque de eso se trata todo esto, de un nuevo estilo de periodismo que podríamos denominar: periodismo figureti y la verdad es que, para eso, suficiente con los influencers ¿no?

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